Columna del Padre Tomás



En la antigüedad se solían marcar los caminos con postes o pequeñas columnas. Eran los puntos de referencia para ir haciendo camino. A veces también se usaban las columnas para recordar hechos, personas, acontecimientos a no olvidar.

Las columnas del Padre Tomás del Valle son un poco ambas cosas. Piedras que marcan el camino que se va haciendo cada día, sin rutas, sin marcas. Y también Columnas que recuerdan hechos, personas, acontecimientos. En ambos casos no es otra cosa que un intento de trazar caminos en la aldea global.

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domingo, 29 de abril de 2007

EL TURNO DE LOS ASIATICOS

Cuando ocurrió la tragedia del 11 de septiembre, empezamos a odiar y a mirar como enemigos a todos los árabes, musulmanes, hindúes, paquistaníes y demás grupos étnicos que tuvieran la piel color aceituna verde, vistieran un sari o llevaran un turbante.

Cuando nos dijeron que los terroristas podrían entrar por cualquier punto de nuestras fronteras, se empezó una campaña anti inmigrante que nos llevó a la construcción de un muro, el de la vergüenza para algunos, supuestamente como impedimento para que mexicanos, centroamericanos, sudamericanos y muchos otros habitantes llegaran a molestar nuestro dulce estilo de vida. “Son un montón de espaldas mojadas con sus borracheras, líos de faldas, escándalos, que nos vienen a molestar en nuestra forma de vida”.

La sociedad norteamericana es probablemente la que presenta una mayor mezcla de pueblos, etnias, religiones y costumbres en la historia de la Humanidad. E, ironías de la vida, la más xenófoba y discriminatoria de todas.

Los nativos de China, Corea, Japón o Viet Nam eran apenas considerados como un pequeño problema migratorio. Son los proveedores de baratijas, carros y bienes de consumo a precios bajos. Son también los que han provocado una voladura controlada de la clase trabajadora norteamericana. Sus políticas de mano de obra masiva y barata ha supuesto la ruina para muchos hogares norteamericanos. Si además son emigrantes que no hacen ruido, que se integran fácil y silenciosamente en el sueño americano, son los emigrantes ideales. Consumen, trabajan, se integran, aprenden inglés, no hacen ruido.

Pero a la vez que realizan su trabajo, van asimilando la vida americana. Y la sociedad americana es una en la cual hay 190 millones de armas de fuego en manos privadas, con 65 millones de pistolas en circulación. Una sociedad en la cual uno de cada tres norteamericanos tiene un arma. Una sociedad en la cual en el cuarenta por ciento de los hogares existe un arma de fuego. Una sociedad en la cual mueren al año once mil personas por armas de fuego legales. O sea, mueren más personas que todas las víctimas del Once de Septiembre y las guerras de Irak y Afganistán juntas. Una sociedad que cuenta con diez y siete mil suicidios por armas de fuego legales y más de setecientos muertos por accidentes domésticos causados por esas armas.

Entonces cuando surge un emigrante enajenado mental, quien por los datos recogidos hasta el momento fue un total desarraigado en el país que lo acogió, y sin más motivaciones aparentes empieza a asesinar a sangre fría a lo mejor de nuestra sociedad, nuestros jóvenes estudiantes, nos espantamos y horrorizamos. Mientras nuestros inteligentes representantes en el Congreso discuten cómo librar la batalla de las batallas contra el terrorismo, en suelo norteamericano frente a nuestras narices mueren acribillados treinta y dos jóvenes. Mientras miles de millones de dólares se emplean en las guerras de Irak y Afganistán, no hay dinero para educar a nuestra sociedad en los valores de la libertad y el respeto a la vida.

Ahora han sido los asiáticos a los que les hemos colgado el cártel de peligrosos, de indeseables, de violentos, de no gratos a nuestra sociedad. Y vendrán análisis, y estudios psicológicos, y perfiles de conducta, y silencio de los candidatos presidenciales, los cuales son muy zorros para comentar. Mientras tanto, treinta dos familias, lloran el sinsentido de la muerte de sus hijos. ¿Hasta cuando?

domingo, 15 de abril de 2007

FELIX VARELA, EL HÉROE OLVIDADO

El domingo 15 de abril da comienzo en la Arquidiócesis de Nueva York la conmemoración del segundo centenario de la creación de la diócesis. Será un año en el cual se tratará de ver las glorias pasadas, analizar la realidad presente y proyectarse hacia el futuro de una comunidad católica multicultural, joven y en pleno crecimiento.

La diócesis de Nueva York nace de una desmembración de la Diócesis de Baltimore, creada en 1789 y es la primera bajo la República nacida en 1776. Aún cuando la Iglesia Católica estaba ya presente en lo que hoy conocemos como Estados Unidos desde 1511 en que se crea la diócesis de San Juan de Puerto Rico, y en 1521 el primer sacerdote católico se establece en La Florida, no es hasta 1789 en que empieza la vida de la Iglesia Católica independiente tanto de Inglaterra como de España y Francia en las primeras trece colonias.

El 8 de abril 1808 marca el nacimiento de las diócesis de New York, Filadelfia, Boston y Bardstown, siendo las cuatro dependientes de Baltimore.

El primer obispo de New York, Richard Luke Concanen, nunca llegó a Nueva York. Su sucesor, John Connolly gobernó la diócesis entre 1814 a 1825, siendo sucedido por el único obispo no irlandés en 200 años, el francés John Dubois.

En 1826 Félix Varela, sacerdote cubano exiliado en Filadelfia por sus ideas políticas y su participación en las Cortes de Cádiz donde presentó un Proyecto para la Abolición de la Esclavitud, editor del periódico "El Habanero" "el primer periódico hispano católico editado en los Estados Unidos Por estay muchas otras publicaciones el P Varela se puede considerar una de las grandes lumbreras del periodismo católico" se traslada a Nueva York.

Fue nombrado Vicario General en 1829 llegando a ocupar el segundo lugar en mando en la naciente comunidad católica. Su trabajo fue incansable. Fundó varias parroquias, entre las que destacan Transfiguración y Cristo Rey en Manhattan. Pero lo más destacado fue su trabajo de acogida de los emigrantes irlandeses que llegaban a Nueva York. Para ellos creó un sinnúmero de programas sociales y educativos. J.P. Dolan, un destacado historiador norteamericano afirma que "aunque parezca extraño, el apóstol de la Iglesia en la ciudad de Nueva York preocupado por los católicos irlandeses fue un sacerdote cubano" En su haber destaca la fundación y edición de diversas publicaciones periódicas. Se puede afirmar que el P. Varela es uno de los fundadores de la Prensa Católica en Estados Unidos.

No es demasiado atrevido el afirmar que el P Félix Varela ha sido una de las inteligencias más preclaras que ha trabajado en el gobierno central de la Iglesia Católica en Nueva York. 24 años después de su llegada a Nueva York se trasladó por motivos de salud a San Agustín en La Florida, donde fallece en 1853. Su vida de virtud y servicio al prójimo llevó a los obispos cubanos en 1986 a introducir en Roma el proceso de beatificación del ahora conocido como Venerable P. Félix Varela.

Se puede afirmar tajantemente que el Venerable Félix Varela, sacerdote cubano, primer Vicario General de la Diócesis de Nueva York fue un destacado pilar de la generación fundadora de la Iglesia Católica en lo que conocemos como Estados Unidos de América. Lamentablemente, un gran desconocido.






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jueves, 12 de abril de 2007

ASI QUE PASEN SESENTA AÑOS

El próximo 29 de noviembre se cumplen los 60 años de la creación del moderno Estado de Israel y del llamado Conflicto Palestino. Desde ese 29 de noviembre de 1947 hasta hoy día la sangre el sudor y las lágrimas han empapado la ancestral tierra de Abrahán. Varias guerras, varias divisiones, muchos muros- psicológicos y físicos- han impedido que tanto palestinos como judíos hayan podido llegar a un entendimiento. En vísperas de una nueva conferencia de paz –la séptima en los últimos 16 años- vuelven a aparecer las esperanzas y los desánimos no solamente entre los dos pueblos cansados de combatir y de derramar la sangre de sus mejores hombres y mujeres sino también en la comunidad internacional.

La administración norteamericana desea un compromiso definitivo de paz y entendimiento antes de que concluya el año 2008. A pesar del escepticismo sobre ello, sin embargo para el 27 de este mes, vísperas del sexagésimo aniversario de la Resolución 181de la ONU la cual proponía dividir la parte occidental de Palestina en dos Estados, uno judío y otro árabe, con un área, que incluía Jerusalén y Belén, bajo control internacional, se llevará a cabo la Conferencia de Paz de Annapolis la cual puede ser una buena plataforma de lanzamiento para seguir con las conversaciones que permitan solucionar el conflicto israelo-palestino.
En estos momentos si nos vamos a llevar por las declaraciones de los dos líderes principales el presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas y el primer ministro israelí Ehud Olmert, hay una esperanza grande de acuerdos y de que, en un futuro próximo, el mundo asista al nacimiento definitivo del Estado Palestino. Sería el triunfo de la fórmula un territorio y dos estados. ¿Difícil? Sin duda.
Son múltiples los intereses e interesados para que la paz sea una realidad. En primer lugar ambos pueblos merecen vivir en paz y ver crecer a sus hijos sin temor y con respeto mutuo. A lo largo de cerca de veinte siglos esta franja de tierra albergó a los dos pueblos y pudieron convivir. Al fin y al cabo se consideran descendientes del mismo padre, Abrahán. En segundo lugar las comunidades cercanas, Siria, Irak, Líbano, Egipto, Jordania, no quieren seguir viviendo en esa incertidumbre de violencia continua alrededor de ellos. Sus economías se desangran en presupuestos militares innecesarios, en detrimento de sus propios ciudadanos.
Por otro lado ya están desapareciendo los colonos fundadores del nuevo Israel y los desahuciados de sus tierras en el 48. Sesenta años después hay una nueva generación tanto en un lado como en otro. Ambas desean vivir en paz. Ambas desean crecer y mirar el futuro.
Los dos obstáculos más importantes para llegar a unos acuerdos y una convivencia en paz son el fanatismo religioso de los dos bandos y la injerencia de otros países en la cuestión palestino-israelí. Mientras las escuelas coránicas sigan justificando el suicidio, la muerte y la destrucción en nombre de Dios y en las yeshivas se siga fomentando el sueño del Gran Israel, el cumplimiento fanático de las normas religiosas y el no respeto al otro, la paz será imposible. Y mientras otros países impidan un diálogo sincero entre palestinos e israelíes, condenados a entenderse, la paz tampoco será posible. Sesenta años después se sigue buscando la paz

LOS CACHORROS DE BOLIVAR


En casi todas las aldeas todos los chismes se saben, todos los cuentos se dicen, todos los cuernos se conocen. Ya lo dice nuestro refrán, pueblo pequeño, campana grande. Viene esto a cuento a raíz del proceso llevado a cabo en la República Bolivariana de Venezuela el pasado 2 de diciembre. En dicha ocasión se preguntó al pueblo venezolano si deseaba unos cambios en el texto de la constitución del país. De las cerca de setenta enmiendas, algunas son realmente audaces y dignas de ponerse en práctica. Se pretendía legislar constitucionalmente para que los trabajadores venezolanos pudieran disponer de unos derechos que, poco a poco, iban a llevar a los habitantes del país a disfrutar finalmente de una bonanza económica como ellos se merecen. Pero entre tanto artículo y disposición había alguno que realmente preocupaba no solo al pueblo venezolano, sino a la entera comunidad internacional. No se puede coartar la libertad de expresión ni se puede permitir que un presidente se perpetúe en su mandato. El pueblo venezolano ha demostrado con la votación del dos de diciembre varias cosas muy importantes. Primera de todas que tiene memoria histórica. No se han olvidado de los años tristes de las dictaduras militares que asolaron su país en el siglo XX. Juan Vicente Gómez y los generales Eleazar López Contreras y el terrible Marcos Pérez Jiménez dejaron su huella indeleble en el subconsciente nacional. No más presidencias vitalicias que tan triste recuerdo dejaron. Y esa era precisamente una de las enmiendas constitucionales que se pretendía aprobar.

El pueblo venezolano eligió libre y democráticamente a su Presidente. Y merece que se le respete como representante de todos. El fue elegido para gobernar y dirigir lo más sabiamente posible a Venezuela. No fue elegido para ser árbitro y juez de los demás países latinoamericanos. El proyecto de un socialismo del siglo XXI que se desea imponer en Venezuela es un proyecto venezolano, y nada más. De la misma manera que a los venezolanos no les agrada que nadie se meta en la política de su patria, eso mismo desean los demás pueblos. El que se denomine desde el estrado de las Naciones Unidas al presidente de Estados Unidos como un demonio a exorcizar, es un insulto a todo el pueblo norteamericano que lo eligió. El que los mexicanos hayan depositado su confianza en un presidente, por escaso que haya sido el margen, merece respeto. No es válido insultar a un presidente y tacharle de ladrón cuando ha intentando volver a ocupar la alta magistratura del país, como ocurrió en Perú. El que un país hermano y vecino se vea aquejado por el cáncer del terrorismo y le sea difícil a sus autoridades el resolver los problemas que conllevan, no permite llamar embustero a su presidente, elegido por la mayoría de los colombianos.
Otra gran lección que nos ha dado el pueblo venezolano es que dispone de una juventud dispuesta a luchar por sus libertades. Han sido los estudiantes universitarios los motores del proceso que ha alterado la marcha hacia la reforma constitucional.
En la aldea global de nuestra América un pueblo hermano ha gritado que quiere expresarse con libertad, elegir sus gobernantes con libertad, vivir en libertad. Bolívar luchó por la libertad de nuestra América. Sus cachorros lo siguen haciendo.