Columna del Padre Tomás



En la antigüedad se solían marcar los caminos con postes o pequeñas columnas. Eran los puntos de referencia para ir haciendo camino. A veces también se usaban las columnas para recordar hechos, personas, acontecimientos a no olvidar.

Las columnas del Padre Tomás del Valle son un poco ambas cosas. Piedras que marcan el camino que se va haciendo cada día, sin rutas, sin marcas. Y también Columnas que recuerdan hechos, personas, acontecimientos. En ambos casos no es otra cosa que un intento de trazar caminos en la aldea global.

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jueves, 26 de febrero de 2009

LOS RETOS DEL NUEVO ARZOBISPO

En días recientes el Vaticano anunció que había sido aceptada la renuncia del Cardenal Egan como Arzobispo de New York. El elegido para sucederle lo es el actual Arzobispo de Milwaukee Mons. Timothy Dolan, quien el 15 de abril asumirá su puesto como el duodécimo arzobispo que presidirá la arquidiócesis. Exceptuado el tercero, John Dubois de origen francés, todos los demás han sido irlandeses de nacimiento o de ascendencia. El nuevo arzobispo, hombre joven de amplia sonrisa y buen bagaje cultural y teológico a sus espaldas, deberá enfrentarse a una serie de retos, algunos de los cuales son de urgente solución.
El primer reto con el que debe hacer frente es el de los sacerdotes. Si hay un colectivo en la Arquidiócesis de Nueva York que ha sufrido grandemente en los últimos años es precisamente el formado por los sacerdotes. Los escándalos que han salido a luz pública durante el gobierno de Egan han herido y dañado la reputación de excelentes seres humanos y solícitos pastores que no tuvieron ni culpa ni a quien acudir en momentos de tormentas y sufrimientos. El Arzobispo Dolan conoce de cerca la vida de los sacerdotes. No en vano fue Rector y profesor de varios seminarios a lo largo de su vida profesional. Si en los primeros meses es capaz de estar cerca de sus sacerdotes, de que ellos lo sientan padre, amigo y confidente, su labor será mucho más fácil y provechosa.
El segundo reto a enfrentar es el de la educación católica. En una sociedad que atraviesa por uno de sus momentos más creativos y cruciales, la educación no es tan sólo enseñar unas destrezas para defenderse en la vida. Es, fundamentalmente, educar en los valores. Educar en y para la libertad. Educar en y para el amor. Educar en y para la Justicia. Y esto se logra en dos lugares, el hogar y la escuela. El sistema educativo católico está viviendo una crisis profunda. Hay que reorientar la Escuela Católica con audacia, valentía y confianza.
El tercer reto lo es el económico. Una serie de obras y presencias de la Iglesia aparentemente "improductivas" atención a enfermos de SIDA, ancianos, madres solteras, parroquias con escasos recursos, sacerdotes ancianos y enfermos, etc. drenan las finanzas arquidiocesanas, sin contar los diversos escándalos y conductas inapropiadas de miembros del clero. Los nuevos retos a la evangelización exigen nuevos métodos, nuevas tecnologías para llevar la Palabra de Dios. Para ello se necesitan fondos adicionales. Difícil reto en los momentos actuales que vive la economía mundial.
El cuarto reto lo forma el complejo mundo de la diversidad étnica de la Arquidiócesis. Mientras el Cardenal Hayes tuvo que dirigir la Arquidiócesis con 18 grupos étnicos distintos, el recién nombrado Arzobispo lo debe hacer con 31 grupos. De todos ellos el hispano, el filipino y el chino son los tres grupos emergentes a los cuales se les debe prestar una atención especial. Emigración, trabajos dignos, acogida en Parroquias, cercanía y respeto a sus culturas, son algunos de los elementos a tener en cuenta.
El quinto reto es el diálogo y entendimiento con los modernos medios de comunicación. El Arzobispo de Nueva York sabe perfectamente que los medios de comunicación son, en palabras de Juan Pablo II, el areópago moderno, la plaza pública del mundo. Y el arzobispo de esta ciudad debe estar presente en ella, hablar, defender la vida y la verdad en dicha plaza, con su lenguaje, con sus personajes, ser un protagonista más en este escenario. Creo que es el más audaz y difícil de todos los retos. Pero el más efectivo para poder cumplir su misión de pastor.

http://www.columnadelpadretomas.blogspot.com/

viernes, 13 de febrero de 2009

LA SOAH Y LA IGNORANCIA

(Pictures and Text are property of Father Tomas del Valle-Reyes)
A finales de enero el mundo católico se vio conmocionado por una noticia que, para muchos, parecía increíble. El Papa Benedicto XVI había levantado la excomunión que pesaba sobre un grupo de obispos seguidores del arzobispo rebelde e integrista Marcel Lefebvre. Era como si un grupúsculo de menos de doscientos mil católicos tuviera más razón y derecho que cerca de mil doscientos millones en todo el mundo. De la sorpresa se pasó al escepticismo y de ahí a la protesta y al rechazo.
Era de conocimiento público que este grupo, se distingue por el antisemitismo que pregonan, además de sus posturas contra el Islam, la homosexualidad y el protestantismo. El Concilio Vaticano II fue un gran fiasco para ellos y una traición. Marcel Lefebvre el fundador de la Sociedad Sacerdotal San Pío X rechazaba la libertad religiosa, la colegialidad de los obispos y el uso de las lenguas nacionales en la liturgia Llegó en su rebeldía, a rechazar los consejos y órdenes del Papa Juan Pablo II y consagró cuatro obispos que mantuvieran su grupo cismático.
Entre los consagrados estaba el inglés Richard Williamson quien afirmara en una entrevista a un canal de la televisión sueca: "Creo que no hubo cámaras de gas". Añadió que no más de 300.000 judíos perecieron en campos de concentración nazis, en lugar de los seis millones aceptados mayoritariamente por los historiadores.
De más está el decir que estas declaraciones molestaron no tan solo al pueblo judío, sino al propio Papa Benedicto XVI y a muchos líderes religiosos y sociales por el cinismo y la ignorancia que presentan.
Pero Williamson es un poco reflejo de una conciencia bastante extendida entre el mundo católico. A determinados grupos no les interesa saber del Holocausto no tan solo por ignorancia, sino también por un sentimiento de culpa oculto y rezagado en el fondo de sus conciencias.
El Holocausto, o la Solución Final, como lo definieran algunos líderes nazis, fue el final de un proceso que comenzó hace casi veinte siglos. El antisemitismo cristiano comenzó durante el primer siglo de nuestra era con algunos de los padres de la iglesia, como Eusebio, Cirilo, Juan Crisóstomo, Agustín, Orígenes, Justino y Jerónimo, quienes publicaron folletos y panfletos históricamente llamados Adversus judaeos. Este veneno que provino de estos líderes espirituales fue inyectado a miles de congregantes iletrados e incultos quienes escucharon de estos maestros que los judíos mataron a Cristo, que eran los portadores de todas las enfermedades, que sus hijos eran del diablo, que estaban sedientos de sangre la cual bebían durante la Pascua y que eran igual de traidores que Judas Iscariote. El papa Gelasio I (492-496 ) dijo: "En la Biblia, así como Judas fue llamado diablo, así también sus hijos, los judíos, son diablos también.”
A lo largo de la Historia la predicación estuvo salpicada por sentimientos antisemitas con demasiada frecuencia. Martín Lutero, el reformador, afirmaba: "Después del diablo, el cristiano tiene a otro enemigo igual de cruel y venenoso, al judío.” La Inquisición, la policía política rusa de los zares, los pogroms y tantas instituciones, llevaron a la destrucción sistemática de un pueblo y una religión.
Los creadores del moderno estado de Israel no quieren que tal Holocausto se olvide. Se sienten deudores de sus antecesores y desean señalar con el dedo todas las injusticias que se han cometido contra sus antepasados. Y no con sentimiento de venganza, sino de aviso y de toma de conciencia. Lo que ocurrió con el pueblo judío puede ocurrir con otro pueblo, como sucedió con el pueblo armenio, masacrado por los turcos, o los millones de africanos asesinados durante la presidencia de Bill Clinton en África. El pueblo judío no quiere que sus muertos sean olvidados. Como ninguna vida humana arrebatada por los fanatismos, nacionalismos y religiones. Recordemos y respetemos