Columna del Padre Tomás



En la antigüedad se solían marcar los caminos con postes o pequeñas columnas. Eran los puntos de referencia para ir haciendo camino. A veces también se usaban las columnas para recordar hechos, personas, acontecimientos a no olvidar.

Las columnas del Padre Tomás del Valle son un poco ambas cosas. Piedras que marcan el camino que se va haciendo cada día, sin rutas, sin marcas. Y también Columnas que recuerdan hechos, personas, acontecimientos. En ambos casos no es otra cosa que un intento de trazar caminos en la aldea global.

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jueves, 28 de agosto de 2014

SE EQUIVOCÓ EL POETA

Agosto 29, 2014
Machado, el poeta sevillano,nos recordaba que…Al andar se hace el camino, /y al volver la vista atrás/se ve la senda que nunca/se ha de volver a pisar. 
Cuando vemos la realidad en que vivimos no nos queda más 
remedio que reconocer que el poeta se equivocó, nos engañó.
Los que en la década de los sesenta del siglo pasado entrábamos en la universidad, descubríamos mundos nuevos, pero mundos llenos de violencia, odio racial, discriminación y pobreza.
Nos fascinaba un África que empezaba sus luchas por la independencia. 
Patricio Lumumba y Julious Nierere eran algunos de nuestros héroes. 
Los primeros asesores militares empezaban a desembarcar en las costas lejanas de Viet Nam. 
Los misiles rusos en Cuba, la Guerra de los Seis Días entre un David y muchos Goliats en Medio Oriente, todo formaba parte del mundo que empezábamos a descubrir.

Todo cambió en el verano del 68 cuando un grupo de melenudos, mariguaneros, 
estudiantes que iban a la universidad a formar líos, hacer el amor, participar 
en manifestaciones, oler LSD o emborracharse, asistir a clase de vez en cuando, 
decidieron romper con lo establecido y comenzar un mundo nuevo. 
Todos nos fuimos detrás de ellos. 
 Quisimos andar caminos nuevos. 
No nos gustaban los que nuestros mayores nos habían marcado.

Ya esa generación, la que llaman los gringos los “baby boomers” está dejando paso a otra nueva. 
Se está jubilando y, con la jubilación, vienen los recuerdos, las memorias y las comparaciones. Y se observa que poco ha cambiado, que al volver la vista atrás nos damos cuenta que estamos volviendo a pisar las mismas sendas, arrastrándonos por los mismos caminos.
África logró su independencia política, pero sigue esclava de multinacionales, de intereses comerciales que han hecho que los mismos africanos se devoren entre sí.

Tutsis y Hutus, nigerianos musulmanes y cristianos, y un largo etcétera están haciendo el trabajo sucio: acabar con la población autóctona. 
Para explotar los recursos naturales estorban los africanos. 
El ébola y el sida son parte de esa estrategia..
Se acaba de firmar una tregua de paz entre el estado de Israel y los palestinos en la franja de Gaza- ¿y van cuantas ya?.
Rusos y ucranianos se enredaron a las bofetadas una vez más. 
El viejo juego de muchas mentiras y pocas verdades que se llama diplomacia.
El fanatismo musulmán ha llevado en el último siglo a destrozar un imperio, empapar 
de sangre las arenas del desierto, a la creación de monarquías excéntricas, dictaduras trasnochadas, califatos sanguinarios y de embuste y varios cientos de miles de muertos 
y millones de refugiados.
Nuestra generación tuvimos qué y quién nos entusiasmara. 
Ahora, en el ocaso de la vida contemplamos que no tenemos ni lo uno ni lo otro. 
Por eso afirmo que el poeta se equivocó. 
Estamos volviendo a pisar las mismas sendas que ya pisamos. 
Estamos cometiendo los mismos errores, empapando los desiertos de sangre,
enfilando cohetes que nunca van a ser disparados, tirándonos de los pelos por nuestras creencias. Hemos avanzado en tecnología, utilizada en gran parte para 
degradar el medio ambiente y la calidad de vida.
Los que gritábamos a boca llena de “…seamos consecuentes, pidamos lo imposible” 
casi lo hemos logrado, hemos destrozado nuestro planeta y no sé si le habremos dado 
razones para que, los que vengan detrás, construyan un mundo mejor!
Tertuliasiglo21@aol.com

miércoles, 13 de agosto de 2014

CIEN AÑOS DE SOLEDAD

Agosto 15, 2014
Macondo fue un pueblo imaginario que podía estar en cualquier sitio y donde podían ocurrir las cosas más insólitas y extrañas. 
El genio y la destreza literaria de Gabriel García Márquez hace algo más de cincuenta años creó este pueblo y su mundo surrealista. Ese pueblo quizás no existió en la realidad. 
¿O sí existió y está vivo?
Este año 2014 estamos celebrando los cien años de la Gran Guerra, aquella que iba a ser la madre de todas las guerras y que, después de ella, el mundo sería otro.
Un mundo de paz, justicia, armonía y un largo etcétera que nadie se creyó. 
Hasta el día de hoy hemos estado viviendo en un mundo de guerras de todos los colores, partidos y naciones. Han sido cien años de soledad. 
Cien años de sangre, sudor y lágrimas.
Sería un poco cursi decir aquello de que donde hubo fuego, cenizas quedan. Pero cuando echamos un vistazo a la situación mundial actual, podríamos afirmar que no hay cenizas, sino que las llamas siguen vivas
En 1914 se enfrentaron por un lado la Triple Alianza (Alemania, Imperio Austro Húngaro, Italia) por el otro la Triple Entente (Inglaterra, Francia, Rusia) 
A partir de 1917 se dio de baja en la Entente Rusia y entro los Estados Unidos.
De los enfrentamientos nacería el mundo bipolar que hemos vivido en los últimos decenios.
Han pasado cien años. 
Ahora las alianzas y las ententes tienen otros nombres. 
 Las causas vienen a ser casi iguales. 
En 1914 se llegó al enfrentamiento bélico y a la división por motivos étnicos, religiosos y territoriales. 
En 2014 los seguimos teniendo. Rusia no acepta que se le arrebate de su área de influencia a Ucrania.
Ha comenzado a desmembrarla devolviendo la independencia a Crimea, apoyando lo mismo para las regiones de Donetsk y Luganski. 
La intranquilidad y violencia están servidas en Europa.
El Medio Oriente es un polvorín con una corta mecha encendida.
El desaparecido Imperio Otomano sigue coleando. 
Kurdos, iraquíes y sirios con sus respectivos grupos étnicos y religiosos están a las bofetadas. 
No se puede ignorar el conflicto palestino israelí que lleva casi 67 años vivo. 
En toda esta región si no se es musulmán radical, miembro de las sectas yihadistas, salafistas o alauitas, sunníes o chiitas, eres mal visto y corres el peligro de ser decapitado o fusilado como ha ocurrido con las minorías cristianas y alayitas.
A todo ello hay que añadir la epidemia del ébola, una extraña enfermedad viral de la cual no se conoce cura ni vacuna. 
Para algunos un simple problema de alteración de la naturaleza. Para otros un método de exterminio rápido y eficaz de ciertos sectores de la población. 
Ya entra en la clasificación de arma biológica mortal.
Al cumplir los cien años de la Gran Guerra el mundo vive el drama de Rusia contra Ucrania, de los sunnitas contra los chiitas en Medio Oriente, de los palestinos y los israelíes, del renacer de enfrentamientos raciales en Estados Unidos, del pánico mundial por la contaminación del ébola, de la emigración de los países del hemisferio sur, rico pero empobrecido y explotado, hacia el norte, carente cada vez más de gente y de vida. 
García Márquez, el Gabo, le llamaba a ese mundo Macondo. 
Fue en Cien años de Soledad. O sea Macondo existe y sigue vivo.
Tertuliasiglo21@aol.com