Columna del Padre Tomás



En la antigüedad se solían marcar los caminos con postes o pequeñas columnas. Eran los puntos de referencia para ir haciendo camino. A veces también se usaban las columnas para recordar hechos, personas, acontecimientos a no olvidar.

Las columnas del Padre Tomás del Valle son un poco ambas cosas. Piedras que marcan el camino que se va haciendo cada día, sin rutas, sin marcas. Y también Columnas que recuerdan hechos, personas, acontecimientos. En ambos casos no es otra cosa que un intento de trazar caminos en la aldea global.

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viernes, 22 de enero de 2016

Homilía Martes, 19 de enero de 2016

Homilía del papa Francisco en Santa Marta
Martes, 19 de enero de 2016

La primera lectura (1Sam 16,1-13) relata cómo fue elegido el rey David. Dios se dirigió a Samuel: 
¿Hasta cuándo vas a estar lamentándote por Saúl, si yo lo 
he rechazado como rey de Israel? 
Llena la cuerna de aceite y vete. 
El profeta intenta resistirse, temiendo la venganza de Saúl, pero el Señor le invita a ser astuto y 
disimular un simple acto de culto, un sacrificio: lleva una novilla y ve.

Ahí inicia el relato de lo que fue el primer paso de la vida del rey David: la elección. 
Una elección ajena a los criterios humanos, pues David era el más pequeño de los hijos de Jesé, un chiquillo. 
Hemos leído que Jesé presenta a sus hijos y Samuel, ante el primero, dice: Seguro, el Señor tiene delante a su ungido. 
Veía ante sí a un hombre formidable.
Pero el Señor replicó a Samuel: No te fijes en las 
apariencias ni en su buena estatura. 
Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón.

He aquí la primera lección: muchas veces somos esclavos 
de las apariencias, de las cosas que aparentan y nos 
dejamos llevar por ellas: ‘Sí, este parece…’. 
Pero el Señor sabe la verdad.
Igual que aquí: pasan los siete hijos de Jesé y el Señor 
no elige a ninguno, los deja pasar. Samuel está un poco confundido y dice al padre: Tampoco a este lo ha elegido el Señor. 
¿Se acabaron los muchachos? 
Bueno, queda el pequeño —pero ese no cuenta—, que precisamente está cuidando las ovejas. A los ojos de los hombres ese chiquillo no contaba.
Al llegar el niño, el Señor dijo a Samuel: Anda, úngelo, porque es éste. 
Era el más pequeño, el que a los ojos de su padre no contaba, y no porque el padre no lo amase, sino porque pensaba: ¿cómo Dios va a elegir a este pequeño? 
No consideraba que el hombre ve la apariencia, pero el Señor ve el corazón.

Y entonces, Samuel tomó la cuerna de aceite y lo ungió 
en medio de sus hermanos. 
En aquel momento, invadió a David el espíritu del Señor, y 
estuvo con él en adelante. 
Toda su vida fue la vida de un hombre ungido por el Señor, 
elegido por el Señor.
Nos podríamos preguntar: entonces, ¿el Señor lo hizo santo?
¡No! El rey David es el santo rey David, es verdad, 
pero santo tras una larga vida marcada también por varios pecados. 
David fue santo y pecador. 
Fue un hombre que supo unir el Reino, y sacar adelante el 
pueblo de Israel, pero también tenía sus tentaciones y cometió pecados. 
David fue incluso un asesino que, para tapar su lujuria, el pecado de adulterio,
 mandó matar. Precisamente él.
Pero, ¿el santo Rey David ha matado? 
Es verdad, pero también es verdad que cuando Dios le 
envió al profeta Natán para hacerle ver esa realidad, pues 
David no se había dado cuenta de la barbarie que había 
ordenado, el mismo David reconoció: 
He pecado, y pidió perdón.
Así avanzó su vida, llena de luces y sombras. 
Sufrió en su carne la traición del hijo, pero 
jamás usó a Dios para vencer una causa propia. Cuando David debió huir de Jerusalén, envía atrás el Arca y declara que no usará al Señor en su defensa. Y cuando lo insultaban, David en su corazón pensaba: Me lo merezco. 
David conoció después la victoria y la gran magnanimidad que le llevó a no matar a 
Saúl pudiéndolo hacer.

En definitiva, ¿este es el santo Rey David? 
Sí, santo, elegido por el Señor, elegido por el pueblo de Dios, 
fue también un gran pecador, pero pecador arrepentido. A mí me conmueve la vida de este hombre y me hace pensar en la nuestra. 
Todos hemos sido elegidos por el Señor en el Bautismo, para 
estar en su pueblo, para ser santos; hemos sido consagrados por el Señor, en este camino de la santidad. 
Sin embargo, leyendo la historia de este hombre —un recorrido que comienza desde pequeño y llega hasta ser anciano— que hizo tantas cosas buenas y otras no tan buenas, pienso que en el camino cristiano, en el camino que el Señor invita a hacer, no hay ningún santo sin pasado, pero tampoco ningún pecador sin futuro.

sábado, 16 de enero de 2016

DESCUBRIENDO EL ROSTRO DE JESUS EN EL AÑO DE LA MISERICORDIA

PROGRAMA DE RADIO LA TERTULIA  
Empezando Enero 14-hasta Febrero 2016
Todos estos temas se van a publicar en esta Página cada semana.

·        Papa Francisco: Mensaje para el Jubileo de la Misericordia de los Jóvenes
·        Preparando el viaje a México
·        La Navidad se fue. Síndrome post navideño
·       Jesús de Nazaret
El Jesús de la Historia
El Jesús de la Fe
El Jesús de la Iglesia
·        El Mundo del Nuevo Testamento
·        Roma y sus instituciones
·        El Mundo Judío en el primer siglo
o   La tierra que conoció Jesús
La Galilea
Las ciudades del lago
Jerusalén
o   Situación político-cultural
Helenismo
Dominio de Roma
Reinado de Herodes
o   Los grupos religiosos
Fariseos
Saduceos
Esenios
o   Movimientos Populares y los resistentes
Movimientos populares de tipo mesiánico
Movimientos populares de tipo teocrático
Movimientos populares de tipo profético
Grupos de resistentes: los Zelotas
·        ¿Quién dice la gente que soy yo?
o   El hijo de María
o   Lugar de nacimiento
o   Vida privada

·        Itinerario predicación de Jesús
1.      Primera Fase: Región del Jordán (finales año 27 –mediados año 28)
2.      Segunda Fase: Galilea (Cafarnaúm como centro9
Mediados del año 28 a Pascua año 29)
3.      Tercera Fase: Desplazamiento por Galilea y territorios próximos
(Pascua del 29- Tabernáculos del 29 )
4.      Cuarta Fase: Perea-Judea-Jerusalén
(Tabernáculos del 29 –pre Pascua del 30)
5.      Quinta fase: los últimos días en Jerusalén
(Pascua del 30)
·        La Fe de la Comunidad Primitiva
o   La palabra Evangelio
o   Paso de la Tradición Oral a la Escrita
o   La Fuente Q
o   Los evangelios de Marcos, Mateo, Lucas (sinópticos)
o   Escritos de Juan
o   Escritos de Pablo

·        Testimonios sobre Jesús
o   Fuentes Judías
o   Fuentes romanas
o   Escritos apócrifos
o   Grupos disidentes

 También pueden encontrar en  mi Blog de Radio o entrando en mi Página de Internet
en la sección de radio

¿QUIÉN ES LA VIRGEN MARIA? Parte 4 de 4

La María de la piedad de la Iglesia y de las Iglesias
Si la María de la Historia es única y con reducidos años de 
existencia durante el siglo 1, la María de la piedad de la Iglesia 
y de las Iglesias Particulares es múltiple y diversificada, 
con profundidad de siglos y con capacidad de multiplicarse
novedosamente con una nueva imagen, con una nueva advocación 
o con una nueva devoción.
Cada María de la piedad de la Iglesia tiene su propia historia. 
Con frecuencia es una historia larga, compleja y que promueve
una constelación específica de historias, como sucede con las advocaciones más tradicionales de Nuestra Señora del Carmen o de Nuestra Señora del Rosario, e incluso con advocaciones recientes, como son las de Lourdes y Fátima.
Cada una de estas Marías es una historia de la fe de los creyentes en María; pero, al mismo tiempo, siempre se expresa como una nueva historia de la María-Viva, que vive también en la fe de su pueblo.
Es fácil ahora comprobar la complejidad que se oculta detrás de ese nombre tan sencillo: «La Virgen María».
Por ese motivo queda justificada nuestra pregunta sobre 
cuál de las Marías es la que subyace en la teología mariana 
popular de nuestra América Latina.

¿QUIÉN ES LA VIRGEN MARIA? Part 3 of 4

La María de la Iglesia Magisterial y Teológica
Las afirmaciones sobre la María Pascual en el 
Nuevo Testamento se despliegan paulatinamente en amplitud y hondura en la fe católica de la Iglesia, originando los dogmas marianos que profundizan la Maternidad Pascual de María, y colaboran incluso en la comprensión del ser y del poder del Cristo Salvador Resucitado, ya que maternidad pascual es la plenitud de la fe y de la salvación, dado el nuevo concepto de maternidad inaugurado por Cristo en la comunidad neotestamentaria.

Así la maternidad de Jesús y la maternidad de Cristo llegan a la cumbre de su comprensión cuando en el Concilio de Éfeso (a. 431) se define a María, contra el reduccionismo nestoriano, como Madre cíe Dios dejando definitivamente establecida en la fe de la Iglesia la unicidad de la persona divina de Cristo y la realidad de su ser histórico y humano contra todo tipo de docetismo ahistórico.
Desde los mismos testimonios neotestamentarios, la maternidad pascual de María aparece vinculada con su virginidad, que desde el siglo IV en la confesión de fe de Epifanio se cualifica expresamente a María como la Siempre-Virgen (Dz. 13), que se desdoblará desde el Sínodo de Letrán (a. 649) en los tres momentos, «antes, en y después del parto».
Independientemente de la dimensión histórica de la maternidad-virginal de María, la fe de la Iglesia en dicha virginidad implica una profundización en el misterio de la maternidad fiducial y pascual de María, ya que la virginidad, en el contexto pascual en el que escribe Pablo, se define como un exclusivo preocuparse de los asuntos del Señor, para dedicarse a El en cuerpo y alma (1 Cor. 7, 32-34).
Por eso María, en la fe de la Iglesia, es la Madre-Virgen, la Siempre-Virgen, o sencillamente la Virgen, 
en la que el sentido pascual de la virginidad se realiza por eminencia en su fe maternal.

• Con lentitud de siglos se abre en la Iglesia la conciencia de la Concepción Inmaculada de María —definida por Pío IX en 1854—, y de su Asunción corporal en la gloria celeste —solemnemente declarada como dogma por Pío XII en 1950—.
• Son dos dogmas que localizan integralmente la existencia de la 
Virgen-Madre en el universo pascual del Cristo Resucitado, que permitirá posteriormente a Pablo VI proclamarla como Madre de la Iglesia, incorporada, sin duda, por su Hijo en la casa exclusivamente fundada por 
El, pero aposentada en ella como la Madre del Cristo-Fundador y de todos los miembros de la nueva familia.
• La María de la fe de la Iglesia aparece, de esta manera, como el testigo cualificado de la actividad salvífica de Cristo en el mundo, transparencia evangelizadora del rostro
maternal-misericordioso de Dios tipo y modelo de la Iglesia y del cristiano, con la fuerza salvífica de quien, liberado por Cristo, continúa buscando con El a la oveja perdida, al mismo tiempo que
• se preocupa eficazmente
- de los hambrientos,
- de los desnudos,
- de los encarcelados y
- de los enfermos, conforme a las exigencias del mismo Jesús expresadas en el capítulo 25 de San Mateo.
Pero, en la fe de la Iglesia, siempre hay una referencia fundamental a la 
María-Viva junto al Cristo-Vivo como miembro privilegiado y glorioso de su Cuerpo.
Las corrientes teológicas en Mariología han sido múltiples a través de la historia, pero principalmente se pueden considerar desde tres perspectivas, que modelan diversas imágenes de María.
1. En primer lugar, existen unas Mariologías Cristológicas y otras Eclesiológicas, según que María sea estudiada acentuando y subrayando su relación con Cristo o con la Iglesia.
2. En segundo lugar, aparecen las Mariologías Maximalistas y las Minimalistas.
Las primeras se desarrollan bajo la fuerza del viejo adagio «de Maria numquam satis», mientras que las segundas, por diferentes motivos, quieren evitar la impresión de que «junto al camino, la obra y los títulos honoríficos de Jesucristo existen otro camino paralelo, otra obra y otros títulos honoríficos análogos propios de María», como decían los teólogos protestantes de la Universidad de Heidelberg en 1950, en su «Juicio Evangélico acerca de la proclamación del dogma de la asunción corporal de María».
3. Por último, se han desarrollado la Mariología de los Privilegios y la Mariología de la Misión-Servicio.
La primera corriente ha encontrado su lugar propicio en contextos de Cristiandad y en ambientes socialmente dominados por la aristocracia.
La segunda corriente comienza a tomar su fuerza en un mundo pluralista en que la Iglesia, subrayando su original vocación de levadura misionera, se define a sí misma como «servidora» del mundo.

¿QUIÉN ES LA VIRGEN MARIA? Part 2 de 4

La María de la fe pascual del Nuevo Testamento

Los modestos datos de la María de la historia 
aparecen incrustados en la María de la fe que nos 
presentan los documentos del Nuevo Testamento y, 
de una manera especial, los Evangelios. 
La María de la fe es otra dimensión de María, la de mayor trascendencia. 
Y la María de la fe del Nuevo Testamento se constituye 
en norma fundamental de referencia de toda la Mariología.
De hecho, el interés por María se organiza con ocasión del acontecimiento 
de la resurrección del Señor, dada la relación de maternidad entre María y Jesús.
• La madre del Jesús de Nazaret aparece también como
la madre del Cristo Resucitado, quedando incorporada a
un universo nuevo de fe, de realidad y de significaciones, 
lo que permite una nueva comprensión de la persona, 
de la maternidad y de la historia de María.
La María de la fe, y la teología neotestamentaria de la 
María de la fe, no originan una religión autónoma mariana 
en las comunidades neotestamentarias. 
Forma parte de una globalidad, cuyo centro indiscutible es 
Jesucristo, aunque se encuentra conectada con 
El por un nexo privilegiado y único: el de la maternidad y filiación. 
Por ese motivo, es evidente que la nueva comprensión de María se realiza desde la perspectiva del Resucitado, de tal manera que el Cristo de la fe penetra vitalmente la realidad de su madre,
la llena de significación «Pascual», originando el nacimiento de la María de la fe.
El punto sobre el que gravita la María de la fe es la nueva 
comprensión de la maternidad y del parentesco desde el Cristo Resucitado. 
Sin negar evidentemente la dimensión biológica y humana que supone 
la maternidad, sin embargo, la maternidad queda constituida esencialmente, con relación al Cristo,
• en oír y amar la palabra de Dios (Lc. 11, 28), y
• en cumplir la voluntad de Dios (Mc. 3, 35).
• De esta manera, la fe en el Cristo resucitado hace descubrir 
a la comunidad neotestamentaria en la madre de Jesús a la creyente María, 
pero no con una fe yuxtapuesta a su maternidad humana, 
sino invadiéndola en su raíz más profunda, llenándola de un nuevo significado, 
constituyéndola en la madre del Cristo, en su más pleno sentido.
Aquí nos encontramos con la clave para la interpretación de
• la María que aparece en los capítulos de Mateo (caps. 1-2) y Lucas (caps. 1-2) 
referentes a la infancia del Señor, y
• en los teológicos de Juan referentes a las bodas de Caná (2, 1-11), y a la escena 
de María al pie de la cruz (19, 25-27).
Tres pasajes merecen una mención especial:
1. el de la Anunciación (Lc. 1,26-38),
2. el de Magníficat (Lc. 1,46-55), y
3. el de la Cruz (Jn. 19, 26-27).
En el pasaje de la Anunciación, María se muestra corno 
la creyente que acepta ser madre del Cristo, incluso por los
sorprendentes caminos de la concepción virginal. Es la mujer elegida por Dios
para una especialísima misión, corno los antiguos profetas, misión que consciente, libre y filial mente acepta.
En el Magníficat se descubre toda la interioridad de María. 
Su maternidad mesiánica se traduce en una conciencia de ser 
especialmente salvada y liberada por Dios en su humillación, constituyéndose 
en la primera evangelizadora —no sólo en sentido cronológico, 
sino marcadamente cualitativo— de la liberación y misericordia de Dios,
por Cristo, de los humildes y de los hambrientos.
En la escena de la cruz, su maternidad personal del Cristo 
se introduce en la nueva casa fundada por su Hijo, la Iglesia, 
quedando aposentada en ella como Madre de la nueva familia, 
significada por Juan, que comienza a descubrirla como a su Madre: 
Madre de Jesús y Madre de los fieles, en la casa 
de su hijo, por ser la Madre del Cristo.
Es interesante el advertir que en ninguno de los tres pasajes 
se deforma la realidad histórica de María:
• doncella modesta de Nazaret en la Anunciación;
• prima visitando a su pariente Isabel en el Magníficat;
• y madre impotente del ajusticiado junto a la cruz.
• En la modestia de esa vida histórica se abre la María de la fe, la Madre del 
Cristo Resucitado.
Pero si la fe pascual de la primitiva Iglesia en todo 
momento sigue afirmando la modestia histórica de 
la María de la historia, al mismo tiempo asocia a la 
María Pascual al nuevo ámbito del Cristo Resucitado,
Glorioso y Victorioso, que intercede por nosotros 
delante del Padre. 
Y la asocia de una manera exclusiva y justificada 
como Madre Pascual, con expresiones 
muy significativas, tanto en la narración de la 
Anunciación como en las bodas de Caná y
en la escena del Calvario.
Aquí encontramos los fundamentos del posterior 
desarrollo de la fe mariana de la Iglesia.

¿QUIÉN ES LA VIRGEN MARIA? Part 1 de 4

Establecida la existencia de la 
«teología popular» —subyacente espontánea e 
irreflejamente al catolicismo popular y a la 
religiosidad o piedad popular—, antes de intentar 
diseñar la  teología mariana precientífica del catolicismo 
popular latinoamericano, es necesario caer en la 
cuenta de la complejidad que encierra el término tan 
sencillo «la Virgen María», para podernos preguntar 
posteriormente a qué María se refiere nuestro pueblo 
cuando le expresa su devoción y su fe.
Podemos distinguir cuatro aspectos 
en la «Virgen María»:
1. La María de la historia,
2. La María de la fe pascual neotestamentaria,
3. La María de la Iglesia magisterial y científica —definida 
por actos del magisterio, y reflexionada por los teólogos—,
y
4. La María de la piedad de la Iglesia y de las Iglesias Particulares,
 que se abre en un inmenso abanico de denominaciones e historias 
diversificadas en casi todos los lugares del mundo.
La María de la Historia
María queda incorporada a la fe de la Iglesia por un 
hecho histórico sencillo y fundamental: por ser la madre de Jesús, 
la madre del Jesús de la historia, como se dice 
actualmente en las nuevas reflexiones exegéticas y teológicas. 
A ella alude.
5. Pablo en un conocido e importante texto (Gal. 4, 4), 
aunque curiosamente sin designarla por su nombre, 
a pesar de que parece conocer por sus nombres 
a la familia y a los «hermanos de Jesús»
(1 Cor. 9, 5; Gal. 1,19).
Los datos consignados en los Evangelios y en los 
Hechos de los Apóstoles son elementales y coherentes con 
el conjunto de la vida de Jesús:
• Es una mujer israelita, domiciliada en Nazaret y casada con un hombre
 llamado José
(Mc. 6, 1-4; Lc. 4,16-22).
• Se habla de sus parientes, en repetidas ocasiones; se la reconoce como 
la madre de Jesús, pero llamativamente se subraya que José no 
era el padre natural de Jesús,  no obstante las suspicacias sociales 
que podían suscitarse ante esta afirmación 
(Mt. 1, 18-19).
El sector social al que pertenecía queda bien definido 
tanto por el lugar ordinario de su residencia —Nazaret—, 
como por el oficio del propio Jesús —tékton—, 
lo que en su día les hará decir a los vecinos del pueblo:
«¿Qué saber le han enseñado a éste, para que tales
 milagros le salgan de las manos?» 
(Mc. 6, 2).
• María era una mujer de muy modesta condición, 
perteneciente al ambiente popular de su época.
Dentro de esa modestia social, aparece 
encuadrada tanto en el sistema político como en el socio-cultural 
de los tiempos de Jesús. 
Así:
• se muestra cumpliendo las leyes imperiales (Lc. 2,1-5) y,
• como buena israelita, se desposa (Lc. 1,27; Mt. 1. 18),
• circuncida al niño al Octavo día (Lc. 2, 21),
• lo presenta en el templo con la oblación de los pobres 
(Lc. 2, 22-24),
• peregrina con su familia a Jerusalén con ocasión de las fiestas de la Pascua 
(Lc. 2, 41).
En el Evangelio se transparenta un cierto desconcierto 
de la María histórica frente a su hijo. 
Es un desconcierto que parece haberse iniciado 
en la misma infancia, dado que, como atestigua Lucas, 
con ocasión del acontecimiento en el templo, los padres 
«no comprendieron lo que quería decir (Jesús) (...). 
Su madre conservaba en su interior el recuerdo de 
todo aquello» 
(Lc. 2, 50-52).
Durante los años de la vida pública, 
María se encontraba en medio de una familia, la familia de Jesús, 
que no entendía el nuevo camino emprendido por él, tanto que
intentaban los parientes echarle mano «porque decían que no estaba en sus cabales» 
(Mc. 3,20-21. 31-35; Jn. 7, 3-5). 
María aparece silenciosa, acompañando a los parientes en la búsqueda de Jesús.
El Evangelio de Juan ha dejado el testimonio de que María, la madre de Jesús, 
acompañó a su hijo en su agonía y en su muerte al pie de la cruz 
(Jn. 19, 25).
Un último recuerdo de la María histórica ha quedado 
recogido en las 
Actas de los Apóstoles:
la convivencia de María con los discípulos de Jesús, 
inmediatamente después de su muerte:
«Todos ellos se dedicaban a la oración en común, 
junto con algunas mujeres, además de María 
la madre de Jesús y sus parientes» 
(Act. 1, 14). 
Ahí terminan los datos biográficos de María, 
de la María histórica. 
Datos sencillos, sobrios, coherentes, 
alejados de toda insinceridad.

miércoles, 13 de enero de 2016

Papa Francisco, Homilia Enero 12-2016

Información vía: Radio Vaticana
La oración de los fieles cambia la Iglesia y 
hace milagros. Papa Francisco

A veces, nosotros rezamos, pedimos al Señor, pero tantas veces no sabemos llegar precisamente a aquella lucha con el Señor, a las lágrimas


"La oración hace milagros y previene el endurecimiento del corazón". 
Así lo expresó el Papa Francisco durante su homilía de la Misa celebrada en la Casa Santa Marta. 
A continuación sus palabras
Podemos ser personas de fe y haber perdido el sentido de la piedad bajo las cenizas del juicio y de las críticas a ultranza. 
La historia que relata la página de la Biblia que el Pontífice comentó en esta ocasión ofrece un gran ejemplo.
Los protagonistas son Ana – una mujer angustiada a causa de su esterilidad 
que suplica llorando a Dios que le dé un hijo – y un sacerdote, Elí, que la observa distraídamente 
desde lejos, sentado en un banco del templo.

Rezar con el corazón
La escena descrita en el libro de Samuel refiere primero las palabras angustiadas de Ana y después los pensamientos del sacerdote, que al no lograr oír nada juzga con malévola superficialidad el mudo diálogo de la mujer: para él es sólo “una borracha”
Y en cambio, como después sucederá, aquel llanto incontenible está a punto de obtener de Dios el milagro pedido.

Ana rezaba en su corazón y se movían sólo los labios, si bien la voz no se oía. 
Este es el coraje de una mujer de fe que con su dolor, con sus lágrimas, pide al Señor la gracia. 
Tantas buenas mujeres son así en la Iglesia, ¡tantas!, que van a rezar como si fuera una apuesta… Pensemos sólo en una grande, Santa Mónica, que con sus lágrimas logró obtener la gracia de la conversión de su hijo, San Agustín. Tantas cosas son así”.


Rezar y encomendar el dolor

Elí, el sacerdote, es un pobre hombre hacia el cual tengo cierta simpatía porque también en mí encuentro defectos que me acercan a él y me permiten comprenderlo bien.

Con cuánta facilidad nosotros juzgamos a las personas, con cuánta facilidad les faltamos el respeto al decir: "¿Pero qué cosa tendrá en su corazón? 
No lo sé, pero yo no digo nada..." Cuando falta la piedad en el corazón, siempre se piensa mal y no se comprende a quien, en cambio, reza con dolor y con angustia y encomienda aquel dolor y angustia al Señor.

Esta oración la ha conocido Jesús en el Huerto de los Olivos, cuando era tanta la angustia y tanto el dolor que sudó sangre. 
Y no reprochó al Padre: "Padre, si tú quieres quítame esto, pero que se haga tu voluntad"
Y Jesús ha respondido por el mismo camino de esta mujer: la docilidad. 
A veces, nosotros rezamos, pedimos al Señor, pero tantas veces no sabemos llegar precisamente a aquella lucha con el Señor, a las lágrimas, a pedir, a pedir la gracia.

La oración hace milagros

El Papa recordó la historia de un hombre de Buenos Aires quien teniendo a su hija de nueve años internada en fin de vida, fue a ver a la Virgen de Luján y transcurrió toda la noche aferrado a la verja del Santuario pidiendo la gracia de la curación. Y a la mañana siguiente, al regresar al hospital, la encontró curada:

La oración hace milagros
También hace milagros a quienes son cristianos, ya sean fieles laicos, sacerdotes, obispos, que han perdido la piedad.
La oración de los fieles cambia a la Iglesia: no somos nosotros, los Papas, los obispos, los sacerdotes, las religiosas quienes llevamos adelante la Iglesia. ¡Son los santos! Y los santos son estos, como aquella mujer.
 Los santos son aquellos que tienen el coraje de creer que Dios es el Señor que puede hacer todo.

Padre Tomas Del Valle-Reyes
Descubriendo el Siglo 21
P. O. Box 1170
New York, NY 10018



sábado, 9 de enero de 2016

PALABRAS SABIAS DEL PAPA FRANCISCO

• Al envejecer, y ser más sabios, lentamente nos damos cuenta de que:
Un reloj de $300 dólares marca la misma hora que un reloj de $30.
• Una cartera de $300 carga el mismo dinero que una de $30.
• La soledad en una casa de 30 metros cuadrados o de 
300 es la misma.
• Espero que un día te des cuenta de que tu felicidad 
interna no viene de las cosas materiales en el mundo.
• No importa si viajas en primera clase o en la económica, igual bajas 
si el avión se cae.
• Espero que te des cuenta que, cuando tienes amigos y hermanos con quienes hablar, reír, y cantar, eso es verdadera felicidad.
• Cinco hechos indiscutibles de la felicidad:
1 - No eduques a tus hijos para ser ricos, edúcalos para ser felices, para que vean el valor de las cosas y no su precio.

2 - Las palabras más galardonadas en Londres: Come tu comida como si fuera tu medicina, o tendrás que tomar tu medicina como si fuera comida.


3 - La persona que te ama nunca te dejará. Aún si hay 100 motivos para rendirse, encontrarán una razón para quedarse.

4 - Hay una gran diferencia entre un ser humano y ser un humano. Muy pocos la entienden.

5 - Eres amado cuando naces y serás amado cuando mueras.
Depende de ti el tiempo intermedio.
Los seis mejores doctores en el mundo:
1.-Luz solar,
2.-descanso,
3.-ejercicio,
4.-.dieta,
5.-confianza en uno mismo y...
6.-amigos.
Mantenlos durante todas las etapas de tu vida y disfruta de una vida sana.

Fr. Tomas Del Valle-Reyes
Descubriendo el Siglo 21/Discovering 21 Century
330 West 38 Street Suite 503
New York, NY  10018
Tel- 212-24-4778
www.descubriendoelsiglo21.com/

http://radiosiglo21.blogspot.com/  Programa La Tertulia

12 mensajes espirituales del papa Francisco

12 mensajes espirituales del papa Francisco para iniciar el año 2016
Doce uvas espirituales del racimo de la sabiduría 
del Pontífice para viajar por un año entre misericordia, perdón, amor, desapego de lo material…

• 1. Constructores de puentes y no de muros en este 2016
En el año que empieza seamos hombres y mujeres constructores de puentes. “Cada cristiano construya siempre puentes de diálogo con los demás, no 
muros de rencor.
El cristiano debe buscar siempre el camino para escuchar, 
el camino de la reconciliación, con humildad y mansedumbre, 
porque es lo que nos ha enseñado el Hijo de Dios”.

• 2. Aprender a conmovernos por el dolor de los demás en 
silencio pero transformando el sufrimiento en acción concreta…
Lejos de hipocresías este año 2016: “Sabed, hermanos, 
que los hipócritas no saben llorar, se han olvidado 
de cómo se llora, no piden el don de las lágrimas”, nos enseña el Papa.
“Cuando se hace algo bueno, casi instintivamente nace en nosotros el deseo de ser estimados y admirados por esta buena acción, para tener una satisfacción. 
Jesús nos invita a hacer estas obras sin ninguna ostentación, y a confiar únicamente en la recompensa del Padre “que ve en lo secreto (Mt 6, 4. 6. 18)”.
• 3. La capacidad de avergonzarse y acusarse a sí mismo
La capacidad de avergonzarse y acusarse a sí mismo, sin descargar la culpa siempre en los demás para juzgarlos y condenarlos, es el primer paso en el camino de la vida cristiana que conduce a pedir al Señor el don de la misericordia.
• 4. Soñar para encontrar el amor…
En este año nuevo vivir la reciprocidad del amor y soñar el encuentro con ella o él. 
“Hombre y mujer son de la misma sustancia y son complementarios”.
En la Biblia, cuando Dios plasma a la mujer mientras 
el hombre duerme, el Papa sugiere también otra cosa: 
“para encontrar a la mujer —y podemos decir para 
encontrar el amor en la mujer—, el hombre primero 
tiene que soñarla y luego la encuentra”
• 5. En este año evitar el apego a las riquezas que llevan solo a la corrupción del corazón, de la mente, de nuestro negocio…
Es necesario hacer de modo que si se poseen riquezas estas sirvan al “bien común”. 
Porque la abundancia que se vive de manera egoísta es “triste”, quita “esperanza” 
y genera “todo tipo de corrupción”, grande o pequeña.
Así podemos tener el propósito en este año nuevo de salir del ‘apego a las riquezas’ 
que nos “hace creer que todo está bien” y nos quita el horizonte. 
“Y vivir sin horizonte es una vida estéril, vivir sin esperanza es una vida triste”.
• 6. La oración cotidiana por nuestra salud y por la de los seres queridos afectados por el mal
“La Iglesia invita a la oración continua por los propios seres queridos afectados por el mal. 
La oración por los enfermos no debe faltar nunca.
Es más, debemos rezar aún más, tanto personalmente como en comunidad. 
Pensemos en el episodio evangélico de la mujer cananea (cf. Mt 15, 21-28
• 7. Fuertes y revolucionarios en la fe en 2016 
para superar divisiones e individualismo
El nuevo año es un espacio para emprender “la revolución” 
de la “alegría de la Evangelización”, que 
significa imitar el amor de Cristo que libera y da 
verdadera felicidad para superar las divisiones, 
los personalismos y el individualismo.
¿Cómo? El Papa explica: “Donándose, el hombre vuelve a encontrarse a sí mismo con su verdadera identidad de hijo de Dios, semejante al Padre y, como Él, dador de vida, 
hermano de Jesús, del cual da testimonio.
Eso es evangelizar, esa es nuestra revolución –porque nuestra fe siempre es revolucionaria–, ese es nuestro más profundo y constante grito”
• 8. Trabajo para dar dignidad a sí mismos y a la propia familia
“Se necesita fe y astucia. Que Dios nos conceda acoger su llamada con alegría y esperanza, en este momento difícil de nuestra historia, la llamada al trabajo para dar dignidad a sí mismos y a la propia 
familia”. 
El Pontífice explica que la primera escuela que enseña a ser buenos trabajadores
es la familia y, asimismo destaca el trabajo de las amas de casa.
“La fiesta y el trabajo forman parte del designio de Dios” para las familias.
• 9. Soñar para no dejarte robar la esperanza
Esa es una frase que el papa repite mucho a los jóvenes: soñar para no dejarse 
robar la esperanza. En este año las cosas pueden ser duras, pero la esperanza nos
abre a nuevos caminos de creatividad, pasión, deseos de construir.
“Cada uno a veces sueña cosas que nunca van a suceder, pero suéñalas, deséalas, busca horizontes, ábrete, a cosas grandes”
• 10. Dios nunca abandona a quien 
confía en Él
Escribieron al Papa preguntando por qué los malvados 
parecen ser felices mientras que a los justos las cosas marchan en el sentido equivocado.
El Pontífice recuerda el salmo 1 —«Feliz el hombre que confía en el Señor». 
Y asegura que Dios nunca abandona a quien confía en Él
• 11. Para ser felices hay que incluir y crear armonía en nuestros hogares, puestos de trabajo, en suma en el cotidiano
Jesús nos pide incluir a todos con gestos concretos, porque como cristianos “no tenemos derecho” de excluir a los demás, juzgarlos y cerrarles las puertas.
También porque “la actitud de excluir” está en la raíz de todas las guerras, grandes o pequeñas
• 12. Sentirnos amados para amar y perdonar
Un papá o una mamá que dice a su hijo: “No tengas miedo, estoy yo” y lo mima con una caricia, es la imagen de la condición privilegiada del hombre: pequeño, débil, pero tranquilizado, sostenido y perdonado por un Dios que está enamorado de él.

Fr. Tomas Del Valle-Reyes
Descubriendo el Siglo 21/Discovering 21 Century
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