Febrero 13, 2011
Desde la lejana Revolución Francesa a todo movimiento de masas se ha dado en identificarlo con un nombre que indica su finalidad o sus protagonistas.
Tuvimos la Revolución Industrial que trastocó el mundo del trabajo; la Revolución Rusa que acabó con un régimen feudal y empapó de sangre sudor y lágrimas medio mundo; la Revolución Sexual en los Estados Unidos que rompió con casi todos los tabúes y trastocó las relaciones hombre-mujer; la Revolución Cultural China, cuyo fracaso ha sido evidente, la Revolución de los Claveles que acabó con el cuasi milenario imperio portugués….
En estos momentos estamos viviendo la última Revolución, la primera surgida en el siglo XXI. La podríamos llamar la Revolución del Teclado (keyboard) ese conjunto de teclas adheridas a computadoras y teléfonos portátiles que nos permiten escribir y enviar mensajes cuyo límite es el infinito.
El milenario Imperio Egipcio ha caído finalmente gracias precisamente a los mensajes originados desde un teclado en la ciudad de Alejandría y enviados a todo el mundo a través de las diversas redes sociales como Facebook, Twiter y un largo etcétera.
Acabaron con un modelo de sociedad surgido a la caída del último rey egipcio, el excéntrico Farouk I.
Los militares Muhamad Naguib, Gamal Abder Nasser, Anwar el-Sadat y Hosni Mubarak, quienes formaban el grupo de los “Oficiales Libres” fueron sucediéndose en el poder.
Desde 1952 han estado controlando Egipto. Se fueron asentando sólidamente gracias a Tratados y Alianzas no siempre bien vistas por las potencias occidentales.
Mientras tanto, el pueblo egipcio vio disminuir sus derechos aún cuando se elevó un poco su nivel de vida.
El acabar con el vecino Israel fue un justificante para armarse y envolverse en campañas nacionalistas y pan arabistas que, a la larga, no llegaron a nada sino a estrepitosas derrotas. Anwar el-Sadat, más pragmático que su carismático antecesor, llegó a firmar el primer Tratado de Paz con los israelíes.
Como resultado de esa paz empezaron a llegar millones y ayudas que no siempre fueron al pueblo común y corriente. Se creó una fantasía.
Un país grande, con una población en la cual apenas el 51% sabe leer y escribir. Que recibe miles de millones de dólares anualmente en ayuda militar por parte de Estados Unidos.
Son los guardianes de la seguridad en el Medio Oriente.
Gran parte del petróleo que alimenta la economía mundial se produce en la zona.
Se necesita seguridad para el suministro.
Egipto la brinda. Mientras tanto, la sociedad civil no ve su futuro en paz y prosperidad.
Hay toda una generación de jóvenes que se han confrontado con la dureza de no poder vivir dignamente, no poder educar, no poder gozar legítimamente de las riquezas de su país.
No ven futuro para sus hijos. Y han empuñado el arma menos convencional de todas pero más mortífera: un simple teclado de computadora y un teléfono celular.
Gracias a ello se han enterado de lo que pasaba. Se han movilizado.
Se han unido para pedir y gritar libertad. Basta ya.
Son los nuevos “Oficiales Libres” ¿El futuro? No se sabe, pero al menos ya son libres de una dictadura que empezó hace 59 años.
Demasiado tiempo. “Seamos consecuentes, pidamos lo imposible” gritaban los jóvenes del 68 francés.
Pidamos también lo imposible: la paz y el diálogo en Egipto, Túnez y el resto del mundo árabe.
Tertuliasiglo21@aol.com
Columna del Padre Tomás
En la antigüedad se solían marcar los caminos con postes o pequeñas columnas. Eran los puntos de referencia para ir haciendo camino. A veces también se usaban las columnas para recordar hechos, personas, acontecimientos a no olvidar.
Las columnas del Padre Tomás del Valle son un poco ambas cosas. Piedras que marcan el camino que se va haciendo cada día, sin rutas, sin marcas. Y también Columnas que recuerdan hechos, personas, acontecimientos. En ambos casos no es otra cosa que un intento de trazar caminos en la aldea global.
Seguidores
viernes, 11 de febrero de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario