
joven, Angelo Giuseppe Roncalli, más conocido como el Papa Bueno, Juan XXIII, sucede un hombre inquieto, envuelto en la duda y en el reto de la nueva humanidad, Pablo VI y, posteriormente, tendremos la síntesis de ambos, un actor de teatro que llegó a Papa y que supo combinar lo mejor de ambos mundos.
El escenario para él lo fue el mundo entero. Desde allí supo arengar,

Y decidió convocar cada dos años a los jóvenes, los constructores de una nueva humanidad.

A esos jóvenes, cariñosamente llamados los “Papa Boys” les quiso repetir “No tengan miedo, abran sus corazones a Cristo” Y así durante más de veinte años convocó a los jóvenes.
En Roma, en Manila, en Denver, en Santiago de Compostela… Y apartado de nuestra vida, el sucesor, el querido profesor Ratzinguer, convoca a sus Papa Boys, a aquellos jóvenes a quienes se pide que Sean generosos, puros, respetuosos, sinceros. Y edifiquen con entusiasmo un mundo mejor que el de sus mayores
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