Columna Abril 28, 2013
Es conocida la novela histórica Quo vadis del autor polaco Henryk Sienkiewicz. Fue publicada entre los años 1895 y 1896, y nos narra las vicisitudes de muchos y muy diferentes personajes en la época del imperio romano decadente. En la cultura occidental se ha quedado esta frase, Quo Vadis (¿dónde vas?) como pregunta ante situaciones que afectan la vida de personas, comunidades, naciones, e incluso la humanidad entera. Y cabe perfectamente esta pregunta hacérsela a la sociedad norteamericana en estos momentos. ¿Dónde vamos como sociedad?
Hace unos días la tranquila sociedad bostoniana celebraba uno de sus días históricos: su Maratón el cual se viene llevando a cabo el tercer lunes de abril desde 1897. Este año la carrera no llegó a concluir. Dos artefactos explosivos teledirigidos por dos hermanos lo interrumpieron mortalmente. Consecuencias, 4 muertos incluido uno de los presuntos asesinos, y cientos de heridos física y moralmente.
Después de un despliegue informativo a todo nivel, la noticia ha pasado a segundo plano. Nos hemos ido acostumbrando a estas masacres.
Desde la matanza de Newtown, casi 4.000 personas han muerto por arma de fuego en los últimos 4 meses en Estados Unidos. La cifra corresponde a un estudio de la revista online Slate y de la cuenta de Twitter @GunDeaths que en estos momentos incluye 3.628 fallecimientos. En EEUU no existe un registro a nivel federal de los muertos por arma de fuego, con lo que esa estadística no refleja todos los muertos.
Del estudio de Slate se obtienen algunos datos preocupantes. Por ejemplo, la violencia por armas de fuego afecta desproporcionadamente más a los hombres (3.024 muertos) que a las mujeres (592 fallecimientos). Hay también 75 menores, de ellos 12 niños. Estas estadísticas no distinguen los asesinatos de los suicidios. Estos últimos suponen alrededor de un 60% de las muertes por armas de fuego en Estados Unidos, aunque a menudo no se informa de ellos.
Días atrás el Senado norteamericano rechazó una propuesta para limitar la venta de cargadores de gran capacidad y establecer exámenes de antecedentes penales y médicos a todos los comparadores de armas de fuego de EEUU. El presidente Obama calificó de "vergonzosa" la actitud del Legislativo, que en la práctica liquida cualquier tipo de reforma de la tenencia de armas.
Desde la matanza de Newtown, casi 4.000 personas han muerto por arma de fuego en los últimos 4 meses en Estados Unidos. La cifra corresponde a un estudio de la revista online Slate y de la cuenta de Twitter @GunDeaths que en estos momentos incluye 3.628 fallecimientos. En EEUU no existe un registro a nivel federal de los muertos por arma de fuego, con lo que esa estadística no refleja todos los muertos.
Del estudio de Slate se obtienen algunos datos preocupantes. Por ejemplo, la violencia por armas de fuego afecta desproporcionadamente más a los hombres (3.024 muertos) que a las mujeres (592 fallecimientos). Hay también 75 menores, de ellos 12 niños. Estas estadísticas no distinguen los asesinatos de los suicidios. Estos últimos suponen alrededor de un 60% de las muertes por armas de fuego en Estados Unidos, aunque a menudo no se informa de ellos.
Días atrás el Senado norteamericano rechazó una propuesta para limitar la venta de cargadores de gran capacidad y establecer exámenes de antecedentes penales y médicos a todos los comparadores de armas de fuego de EEUU. El presidente Obama calificó de "vergonzosa" la actitud del Legislativo, que en la práctica liquida cualquier tipo de reforma de la tenencia de armas.
De toda esta tragedia de la cual nadie habla nada más que unos días, siempre quedan daños colaterales irreversibles.
Por ejemplo, los que se oponen a la reforma migratoria tienen un argumento más (¿y van cuántos?) Fueron emigrantes los que se aprovecharon de nuestra hospitalidad. Ellos pusieron las bombas y planeaban hacer lo mismo en Times Square. Eran musulmanes, y según algunos, radicales, con lo cual el odio y desprecio a toda una comunidad creyente va a estar de nuevo a la orden del día.
Por ejemplo, los que se oponen a la reforma migratoria tienen un argumento más (¿y van cuántos?) Fueron emigrantes los que se aprovecharon de nuestra hospitalidad. Ellos pusieron las bombas y planeaban hacer lo mismo en Times Square. Eran musulmanes, y según algunos, radicales, con lo cual el odio y desprecio a toda una comunidad creyente va a estar de nuevo a la orden del día.
Va a ser difícil convencer que no todos los emigrantes portan pistolas y ponen bombas. Que la no solución de este problema lo que hace es aumentar el número de víctimas de suicidio y de violencia. Va a ser difícil convencer que el musulmán es un hombre de paz, de familia, de respeto a su religión.
Ya suena a aburrida la frase de Kennedy de preguntarnos no lo que hace el país por nosotros sino nosotros por el país. Lo que estamos viendo es sangre, odio y muerte. Con ese equipaje, a dónde vamos?
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