Agosto 15, 2014
Macondo fue un pueblo imaginario que podía estar en cualquier sitio y donde podían ocurrir las cosas más insólitas y extrañas.
El genio y la destreza literaria de Gabriel García Márquez hace algo más de cincuenta años creó este pueblo y su mundo surrealista. Ese pueblo quizás no existió en la realidad.
¿O sí existió y está vivo?
Este año 2014 estamos celebrando los cien años de la Gran Guerra, aquella que iba a ser la madre de todas las guerras y que, después de ella, el mundo sería otro.
Un mundo de paz, justicia, armonía y un largo etcétera que nadie se creyó.
Hasta el día de hoy hemos estado viviendo en un mundo de guerras de todos los colores, partidos y naciones. Han sido cien años de soledad.
Cien años de sangre, sudor y lágrimas.
Sería un poco cursi decir aquello de que donde hubo fuego, cenizas quedan. Pero cuando echamos un vistazo a la situación mundial actual, podríamos afirmar que no hay cenizas, sino que las llamas siguen vivas
En 1914 se enfrentaron por un lado la Triple Alianza (Alemania, Imperio Austro Húngaro, Italia) por el otro la Triple Entente (Inglaterra, Francia, Rusia)
A partir de 1917 se dio de baja en la Entente Rusia y entro los Estados Unidos.
De los enfrentamientos nacería el mundo bipolar que hemos vivido en los últimos decenios.
Han pasado cien años.
Ahora las alianzas y las ententes tienen otros nombres.
Las causas vienen a ser casi iguales.
En 1914 se llegó al enfrentamiento bélico y a la división por motivos étnicos, religiosos y territoriales.
En 2014 los seguimos teniendo. Rusia no acepta que se le arrebate de su área de influencia a Ucrania.
Ha comenzado a desmembrarla devolviendo la independencia a Crimea, apoyando lo mismo para las regiones de Donetsk y Luganski.
La intranquilidad y violencia están servidas en Europa.
El Medio Oriente es un polvorín con una corta mecha encendida.
El desaparecido Imperio Otomano sigue coleando.
Kurdos, iraquíes y sirios con sus respectivos grupos étnicos y religiosos están a las bofetadas.
No se puede ignorar el conflicto palestino israelí que lleva casi 67 años vivo.
En toda esta región si no se es musulmán radical, miembro de las sectas yihadistas, salafistas o alauitas, sunníes o chiitas, eres mal visto y corres el peligro de ser decapitado o fusilado como ha ocurrido con las minorías cristianas y alayitas.
A todo ello hay que añadir la epidemia del ébola, una extraña enfermedad viral de la cual no se conoce cura ni vacuna.
Para algunos un simple problema de alteración de la naturaleza. Para otros un método de exterminio rápido y eficaz de ciertos sectores de la población.
Ya entra en la clasificación de arma biológica mortal.
Al cumplir los cien años de la Gran Guerra el mundo vive el drama de Rusia contra Ucrania, de los sunnitas contra los chiitas en Medio Oriente, de los palestinos y los israelíes, del renacer de enfrentamientos raciales en Estados Unidos, del pánico mundial por la contaminación del ébola, de la emigración de los países del hemisferio sur, rico pero empobrecido y explotado, hacia el norte, carente cada vez más de gente y de vida.
García Márquez, el Gabo, le llamaba a ese mundo Macondo.
Fue en Cien años de Soledad. O sea Macondo existe y sigue vivo.
Tertuliasiglo21@aol.com
Columna del Padre Tomás
En la antigüedad se solían marcar los caminos con postes o pequeñas columnas. Eran los puntos de referencia para ir haciendo camino. A veces también se usaban las columnas para recordar hechos, personas, acontecimientos a no olvidar.
Las columnas del Padre Tomás del Valle son un poco ambas cosas. Piedras que marcan el camino que se va haciendo cada día, sin rutas, sin marcas. Y también Columnas que recuerdan hechos, personas, acontecimientos. En ambos casos no es otra cosa que un intento de trazar caminos en la aldea global.
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miércoles, 13 de agosto de 2014
CIEN AÑOS DE SOLEDAD
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