El pueblo norteamericano tuvo otro 11/9 hace 8 años, pero nosotros lo conocemos como el 9/11 Tal fecha marca el momento histórico quizás más triste en la corta existencia de este país.
Fue el día que se acabó un modelo de sociedad, de costumbres, de vida. Los símbolos del poder económico y militar fueron destruidos por unos fanáticos religiosos. América perdió su inocencia y su libertad ese día. Se nos metió el miedo en el cuerpo. Sembró de cadáveres muchas familias. Nos hizo ver al otro, al de distinta piel, distinto lenguaje, distintas creencias como un enemigo. El mundo no ha vuelto a ser el mismo desde entonces.
Para el continente europeo, y para el pueblo alemán en concreto, el 11/9 marcó también el final de un modelo de sociedad, de costumbres, de vida. En tal fecha cayó el Muro de Berlín, ese muro que fue símbolo de la opresión, de un modelo totalitarista de la sociedad, de una guerra fría. Fueron muchos los cadáveres que hubo que enterrar antes de destruir el Muro. Fueron muchas las familias divididas. Fue demasiado el sudor, la sangre, las lágrimas. Ese muro demostró que una ideología, un modelo político no puede secuestrar las ansias de libertad, de paz, de fraternidad de un pueblo, en este caso el pueblo alemán, que asistió al final de la opresión comunista con alegría y con el esfuerzo de toda una comunidad. La guerra, finalmente, se había acabado y empezaba un largo caminar hacia la libertad y la paz total. Y junto a los alemanes empezaron a vivir los polacos, los húngaros, los checos, en definitiva todos los que estaban arropados por el Telón de Acero. Empezaron a construir un mundo mejor del que habían recibido Fue un 11/9
Para el pueblo americano la caía de las Torres supuso también el levantar un nuevo Muro. No sabemos si de vergüenza como el de Berlín, o una nueva Muralla China, anacrónica en el tiempo y en la eficacia. Desde ese 9/11 hemos levantado muros. Unos físicos y otros psicológicos. Pretendemos que no entre nadie que nos contamine ni con sus ideas religiosas, ni con sus formas de vida, ni con sus olores, colores y sabores. Miles de kilómetros de muro para impedir que entren terroristas o emigrantes sin papeles (a veces no queremos distinguir unos de otros) que nos alteren la vida. Total, la puerta principal de entrada de los emigrantes potenciales terroristas está en las salas de partos de nuestros hospitales. Los nacimientos de hijos de emigrantes indocumentados superan con mucho a los de los ciudadanos del país.
Los Muros hemos visto a lo largo de la historia han retrasado el progreso y la libertad, pero no han impedido que el ser humano sea libre. El 11/9 nos lo demostró.
Tertuliasiglo21@aol.com
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