Todo comenzó por culpa del impuesto a unas hojas de té. Fue en Boston,
allá por el año mil setecientos y pico. Los habitantes de 13 Colonias decidieron no pagar la subida en las tasas del té importado. Y se formó un gran lío que concluyó un 4 de Julio del año 1776, o sea hace 234 años, con la Declaración de Independencia de las Trece Colonias. De esas colonias nacieron los primeros Estados de lo que sería posteriormente la República de los Estados Unidos de América. Los dos últimos en entrar a formar parte de la Unión fueron Hawai y Alaska en 1958. O sea se necesitaron 182 años para configurar el país como lo conocemos hoy.
Todos los años nos reunimos para recordar aquel motín, aquella proclama y aquel sueño de libertad e independencia hecho realidad. Tiramos cohetes, nos vamos a playas y parques, asamos hamburguesas y salchichas, compartimos con la familia.
Sin embargo poco queda de aquel primer espíritu de rebeldía e independencia. Se rebelaron por no pagar unos centavos de más por el té a una potencia extranjera. Pero nosotros pagamos nuestra gasolina a unos excéntricos jeques árabes que suben los precios cuándo y cómo les da la gana. Hace 70 años invadimos y destruimos Japón y Alemania. Hoy ellos nos invaden con carros de lujo y alta tecnología
Cuando el 4 de julio vayamos a compartir con la familia en parques y playas estaremos comiendo ensaladas y frutas cultivadas en Chile, Ecuador, México o Australia. Las basuras que dejemos esparcidas por nuestras calles y parques serán recogidas por inmigrantes, muchos sin papeles, trabajadores que se comunican en idiomas que no son el inglés, que rezan mirando a la salida del sol. Admiraremos unos magníficos fuegos artificiales elaborados en oscuras factorías de China. Nos comunicaremos a través de teléfonos, Ipods, Ipads, computadoras y redes inalámbricas fabricadas en Japón, Singapur, México, China e India. Enarbolaremos banderas de las rayas y las estrellas fabricadas en China. Disfrutaremos de juegos de softbol con bolas costarricenses. Caminaremos cómodos en pantalones cortos y camisetas fabricados en Bangladesh y Sri Lanka.
Esos deseos de independencia y libertad siguen legítimamente vivos en el alma americana. Bien es verdad que hemos metido las narices donde no nos llamaban para imponer libertades y democracia. Por eso nos enfangamos en las junglas de Viet Nam, nos quemamos en los arenales de Iraq, nos estamos congelando en las montañas de Afganistán detrás de terroristas fanáticos y traficantes sin escrúpulos. En la vida todo tiene un precio. A veces en vidas humanas, la riqueza más grande y noble de Estados Unidos. También en dineros y bienes Nos hemos endeudado hasta las cejas tomando prestado a todo aquel que nos prestó. Ahora China nos tiene amarrados con más de un 50% de nuestra deuda, Europa nos hace tambalear con sus políticas monetarias embusteras. Los especuladores crecen como hongos.
Ante un aniversario más de la Independencia USA, aunque estamos endeudados, embarradas nuestras costas de petróleo, con generales con lengua larga y respeto corto hacia autoridades y tropas, con incertidumbres de qué pasará mañana, sin embargo nos alegramos y luchamos con ilusión y esperanza por construir un país y un mundo mejor del que hemos recibido de nuestros mayores a los que honramos y respetamos
Tertuliasiglo21@aol.com
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