Columna del Padre Tomás



En la antigüedad se solían marcar los caminos con postes o pequeñas columnas. Eran los puntos de referencia para ir haciendo camino. A veces también se usaban las columnas para recordar hechos, personas, acontecimientos a no olvidar.

Las columnas del Padre Tomás del Valle son un poco ambas cosas. Piedras que marcan el camino que se va haciendo cada día, sin rutas, sin marcas. Y también Columnas que recuerdan hechos, personas, acontecimientos. En ambos casos no es otra cosa que un intento de trazar caminos en la aldea global.

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jueves, 5 de agosto de 2010

NUNCA MÁS

Agosto 8, 2010

Aún recuerdo de mis años de adolescente cuando el Papa Pablo VI vino a las Naciones Unidas. Era la primera vez que una autoridad religiosa de esa categoría se dirigía a la Asamblea General reunida en pleno. Era la Plaza Pública del Mundo. Y desde allí gritó varias veces “Nunca más la Guerra, nunca más la Guerra” 
Traigo a la memoria esta anécdota por varias razones. Al fin y al cabo las guerras no son otra cosa que el fracaso del hombre en su capacidad de diálogo y entendimiento. En estos días se oye y discute en los diversos medios de comunicación los deseos de Irán de construir su propia industria nuclear con fines exclusivamente pacíficos. La razón no sería otra que la necesidad de energía barata y diversificada. Difícil de entender cuando el país es uno de los principales productores de petróleo. El temor no infundado es que esa fuente de energía se convierta en un arma letal. Y si eso ocurriera no es descabellado pensar que tengamos un nuevo Hiroshima y Nagasaki.
En estos días se cumplen 65 años precisamente del fracaso humano más grande de la Segunda Guerra Mundial. Entre el 6 y el 9 de Agosto de 1945 fueron lanzadas sobre Japón las dos primeras bombas atómicas. 140.000 personas fallecieron en Hiroshima y 74.000 en Nagasaki por esos ataques, aunque las víctimas a causa de las radiaciones en los años posteriores fueron muchas más

En Japón quedan cerca de 235.000 “hibakusha” (supervivientes de la bomba atómica). Tienen una media de edad de 75 años y muchos arrastran enfermedades por las radiaciones recibidas cuando eran niños a causa de la explosión nuclear.

Un buen número de ellos han dedicado su vida a luchar para que la masacre no caiga en el olvido con conferencias, entrevistas y giras por el mundo con el fin de difundir, como símbolos vivos de la tragedia, su elocuente mensaje contra las armas nucleares.
Pero los "hibakusha" son cada vez menos y con ellos se extinguen los relatos sobre lo ocurrido el 6 de agosto en Hiroshima y el 9 en Nagasaki, cuando dos bombas atómicas arrasaron ambas ciudades y acabaron con la vida de decenas de miles de personas.

No quieren que sus trágicas historias se olviden. Han creado el llamado "Archivo de Nagasaki", una iniciativa digital que ofrece un mapa en 3D de la ciudad con fotos de los supervivientes en los lugares donde les sorprendió el ataque y sus testimonios. Pretenden "guardar la trágica experiencia del pasado y convertirla en datos digitales accesibles para las futuras generaciones", dicen los responsables del proyecto. "La atención de los medios de comunicación y los educadores y la oportunidad de tratar el tema de la bomba atómica está disminuyendo gradualmente, y la memoria comienza a borrarse", advierten El objetivo es mantener vivos estos recuerdos para las generaciones futuras. Porque, como asegura el lema del Museo de Hiroshima: "Si nadie habla, nada cambia"

Pablo VI nos gritó nunca más la guerra. El pueblo judío construyó Yad Vashen para que nunca se olvide la masacre de millones de judíos asesinados entre 1936 y 1945. Los “'hibakusha” han construido el “Archivo de Nagasaki” y el “Memorial de la Paz de Hiroshima” ¿Necesitaremos un Memorial para los muertos causados por la energía nuclear iraní?

Tertuliasiglo21@aol.com

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