Abril 8, 2012
.......Dejé enterrado un chispito de mi corazón. Han pasado ya unos días desde mi regreso de la Isla a la que fui como peregrino. Poco a poco me voy desintoxicando.
A lo largo de mi vida profesional he asistido a diversos viajes y actividades papales. Siempre lo hice en calidad de periodista. Jerusalén, Damasco, La Habana, Centro América, Haití, España, el mismo Nueva York y, sobre todo, la gran experiencia de la muerte y entierro de Juan Pablo II, Cónclave, Toma de posesión de Benedicto XVI, Consistorios.
Han sido experiencias que me han marcado y hecho testigo de la Historia de la Iglesia reciente.
Los corre corres de los Centros de Prensa extranjera, muchas veces improvisados, mal conectados, con personajes más preocupados por su peinado, su look ante la cámara y sus notas rápida y malamente preparadas por sus ayudantes listos para salir al aire, habiéndose aprendido cuatro datos, tres citas y alguna anécdota que no venía al caso. No hablaban del Papa o sus discursos, sino de las bofetadas que le dieron a un manifestante, del color de la camiseta del camillero o del cura pederasta o lo viejas y sucias que están las paredes de las casas.
Hablar con el público común y corriente, leerse los discursos, hacer unas síntesis creíbles no forma parte de su trabajo. A duras penas aparecían en los lugares de transmisión. Se les encontraba en las barras, restaurantes o mercados. Se denominaban enviados especiales.
Cierto es que me he encontrado tanto en este viaje como en otros, con auténticos maestros, hombres y mujeres que realizaban sus trabajos como excelentes profesionales. Se habían empapado de la historia del país, de los escritos del Papa, del pensamiento de la Iglesia en ciertos temas, habían tenido acceso a los documentos bajo embargo antes de ser publicados y casi se los aprendían de memoria.
Eran- y siguen siendo- genuinos testigos de la verdad que la dan a conocer a la comunidad. Son pocos, pero los hay.
En este viaje quise abstenerme de ese correr, de ese stress, de ese miedo de que la transmisión no salga a tiempo, el satélite no está disponible, no llegue la crónica, de grabar un falso directo, de ver que el internet se tranca y no sale lo rápido que uno quisiera, de notar que sobran o faltan palabras en las columnas… He preferido caminar libremente por las calles de La Habana. Rezar y celebrar la eucaristía en la Catedral junto con un nutrido grupo de sacerdotes y feligreses habaneros. Participé en la misa en la Plaza de la Revolución. Compré maní a una manisera morena y gooorda. Bebí mi mojito en “La Bodeguita del medio” Hablé con taxistas. Reí con el dueño de unos perros disfrazados. Sentí el palpar de un pueblo que, a pesar de sus carencias, de sus penas, de su futuro incierto, sin embargo no deja de mirar a los ojos con serenidad y alegría. Entendí las palabras del Papa: Cuba, en este momento especialmente importante de su historia, está mirando ya al mañana, y para ello se esfuerza por renovar y ensanchar sus horizontes….Cuba y el mundo necesitan cambios, pero éstos se darán sólo si cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad y se decide a tomar el camino del amor, sembrando reconciliación y fraternidad.
Cuba está viviendo su sábado santo. El día que precede a la Pascua de Resurrección. Nota: si desea leer íntegros los discursos del Papa en Cuba conéctese con http://www.columnadelpadretomas.blogspot.com o entra en http://www.descubriendoelsiglo21.com/ y busca Blogs del Padre Tomas.
Columna del Padre Tomás
En la antigüedad se solían marcar los caminos con postes o pequeñas columnas. Eran los puntos de referencia para ir haciendo camino. A veces también se usaban las columnas para recordar hechos, personas, acontecimientos a no olvidar.
Las columnas del Padre Tomás del Valle son un poco ambas cosas. Piedras que marcan el camino que se va haciendo cada día, sin rutas, sin marcas. Y también Columnas que recuerdan hechos, personas, acontecimientos. En ambos casos no es otra cosa que un intento de trazar caminos en la aldea global.
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