Octubre -26-2013
Querida Familia de Descubriendo el Siglo XXI
Vaya para todos ustedes mi cariño y mi deseo de alegría y esperanza.
Les estoy escribiendo estas notas un poco lejos de Nueva York, un tanto lejos del medio ambiente donde tenemos el corazón de Descubriendo el Siglo XXI.
Estoy en Roma, la Caput Mundi, la Cabeza del Mundo que llamaban los antiguos romanos.
¿Y qué se me ha perdido a mí por aquí? Bueno, perder, perder, no mucho.
Pero resulta que la American Bible Society, la Sociedad Bíblica Americana, me invitó a una serie de actividades en la Ciudad Eterna. Una de ellas fue la participación en un Congreso organizado por la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI y cuyo título era “Los Evangelios.
Investigación Histórica y Cristológica” el cual se llevó a cabo en la Universidad Lateranense, la Universidad Pontificia del Papa en Roma. Los oradores eran los principales representantes en la investigación sobre los Evangelios y la figura, el pensamiento y la vida de Jesús de Nazaret y su influencia en los primeros siglos del Cristianismo. El público estaba formado por profesores de primera línea provenientes diversas universidades de todo el mundo, especializados en Sagrada Escritura e Historia de la Iglesia. Realmente fueron días muy intensos y de una gran riqueza intelectual y religiosa.
Fue un “préstamo¨ de la Providencia que tengo que devolver. Y la manera de pagar es organizando seminarios y cursos bíblicos con todos ustedes. Lo que recibí en estos días no es para mí solo, para mi uso personal. Es para compartirlo con todos ustedes. Y así haré. Cuenten con próximos talleres y seminarios nuevos.
Otra de las razones de mi viaje a Roma lo era el participar en la presentación de lo que es la Lectio Divina a un grupo escogido de capellanes militares de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. Entre el Rev. P. Mariano Perrón, el Sr. Paredes y un servidor ofrecimos a estos capellanes católicos una presentación de una forma de rezar con la Palabra de Dios, de manera que ellos la utilicen con sus soldados y familiares. Fue intenso el trabajo, de varios días, y pensamos que ha hecho mucho bien entre nuestros capellanes.
Hoy domingo, al final del día, puedo decirles que en Roma hemos tenido una gran concentración de familias llegadas de todo el mundo para celebrar el Día de la Familia. La Plaza de San Pedro estaba a rebosar de fieles que participaron en la Santa Misa con el Santo Padre. Los romanos decían que venían a ver a Juan Pablo II y a escuchar a Benedicto XVI. Con el papa Francisco vienen a verlo, sentirlo, escucharlo, amarlo y, sobre todo, a llenar sus corazones de esperanza.
Y hablando de esperanza y de Papa Francisco, les cuento algo que pienso les va a gustar. El sábado pasado, por la mañana temprano bajé a la capilla a rezar, y para sorpresa mía, el guardia de seguridad no me dejó entrar porque iba el Papa. Lo mismo le pasó al Padre Carlos Mullins. Y, bueno, pues nos íbamos a la Basílica de San Pedro cuando nos encontramos con el secretario personal del Papa y, al vernos nos dijo que si queríamos celebrar la Sta. Misa junto con el Papa, que el lunes habría oportunidad. Pero… de repente nos vuelve a llamar y nos dice, vayan ahora mismo a la sacristía donde está el Papa esperando para que celebren con él. Y, un tanto nerviosos, pues nos fuimos, nos revestimos y los dos celebramos la santa misa con el Santo Padre Francisco. Éramos cinco sacerdotes y el Papa y una familia. No predicó el Papa porque hizo una cosa muy linda, bautizó un bebé de pocos meses. Bien, qué hay de novedad en un bautizo? Pues en este caso mucha. La mamá de la criatura en los últimos meses de embarazo sufrió un cáncer terminal gravísimo. Los médicos pudieron mantenerla con vida hasta que su bebé nació. Cuando el Santo Padre supo la historia, él dijo que se reservaba el bautizo de esa criatura.
Y así, en la misa del sábado pudimos participar en una celebración de la Santa Misa con el papa Francisco quien, a la vez, bautizaba un bebé milagro de la vida. Como comprenderán las emociones fueron muchas y fuertes. Todos, pero TODOS ustedes, la Familia de Descubriendo el Siglo XXI estuvieron presentes en esa santa misa. De los que me acordaba de sus nombres los dije, de los que no, le dije al Señor “mira, acuérdate de todos los que luchamos, soñamos, reímos, lloramos, caminamos en Descubriendo el Siglo XXI”
Al terminar la Santa Misa nos tomamos una foto con el Santo Padre, que en los próximos días estará lista. Le pedí la bendición para todos ustedes y le pedí también permiso para darle un abrazo en nombre de todos ustedes. Y le di el abrazo.
Los días que me quedan en Roma son de trabajo todavía. Resulta que la American Bible ha publicado un Manual de Lectio Divina. La primera edición se agotó y hubo que hacer una nueva. Pues bien, en esta segunda edición me solicitaron hace meses que hiciera las correcciones de estilo para que fuera editado como ustedes se merecen, de la mejor forma. Eso es lo que queda, preparar la presentación de la nueva edición, ante una serie de profesores, obispos y cardenales. No descartamos que el Santo Padre nos reciba. Ya les contaré.
Y bueno, basta ya de carta tan larga. Ha sido tan grande la emoción tanto personal como de familia, la de Descubriendo el Siglo XXI, que tenía que contársela.
Les ruego una oración. Cuenten con las mías. Si puedo colarme de nuevo para celebrar misa con el Papa, mejor. Si no, en la Basílica de San Pedro rezaré por ustedes.
Que Dios les bendiga,
P Tomas
Columna del Padre Tomás
En la antigüedad se solían marcar los caminos con postes o pequeñas columnas. Eran los puntos de referencia para ir haciendo camino. A veces también se usaban las columnas para recordar hechos, personas, acontecimientos a no olvidar.
Las columnas del Padre Tomás del Valle son un poco ambas cosas. Piedras que marcan el camino que se va haciendo cada día, sin rutas, sin marcas. Y también Columnas que recuerdan hechos, personas, acontecimientos. En ambos casos no es otra cosa que un intento de trazar caminos en la aldea global.
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