Columna del Padre Tomás



En la antigüedad se solían marcar los caminos con postes o pequeñas columnas. Eran los puntos de referencia para ir haciendo camino. A veces también se usaban las columnas para recordar hechos, personas, acontecimientos a no olvidar.

Las columnas del Padre Tomás del Valle son un poco ambas cosas. Piedras que marcan el camino que se va haciendo cada día, sin rutas, sin marcas. Y también Columnas que recuerdan hechos, personas, acontecimientos. En ambos casos no es otra cosa que un intento de trazar caminos en la aldea global.

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martes, 27 de mayo de 2014

¡LO LOGRAMOS ¡

Jerusalén Mayo 27, 2014
La última jornada de Francisco en Tierra Santa ha sido de una gran intensidad.
Se dio la reunión entre las principales autoridades religiosas tanto judías como musulmanas, hubo un emotivo encuentro con varios sobrevivientes del Holocausto en Yad Vashem, lugar del recuerdo de la ignominia y degradación del ser humano, se encontró con sacerdotes, religiosos y consagrados y concluyó con una celebración de la eucaristía precisamente donde se instituyó la misma.

Uno de los momentos más intensos fue cuando se acercó en silencio a orar frente al Muro de los Lamentos.
El Papa llegó al Kotel –el nombre religioso del Muro en hebreo-, procedente de la Explanada de las Mezquitas, donde había mantenido un encuentro con el Gran Muftí de Jerusalén y pronunciado un discurso ante el Consejo Supremo Musulmán.
Sus últimas palabras habían sido rotundas: «¡Que nadie instrumentalice para la violencia el nombre de Dios!»
El Papa se acercó al Muro, apoyó en él su mano derecha y permaneció en silencio. A continuación rezó dos oraciones y, siguiendo la costumbre judía, depositó cuidadosamente los textos en un resquicio de los gigantescos sillares de piedra.
La plegaria duró un minuto y cuarenta segundos de gran intensidad mientras todos los acompañantes mantenían un respetuoso silencio.
El Rabino Skorka revelaría después que las oraciones del Papa eran el Padre Nuestro en castellano y el Salmo 122, la oración por la paz en Jerusalén.Aunque el Padre Nuestro sea una plegaria cristiana, esa petición de perdón al Padre común y la promesa de concederlo a quienes nos ofenden resultaba muy adecuada en el Lugar Santo de los judíos,
Al concluir se fundió en un fuerte abrazo con sus dos amigos, el rabino y el imam que lo han acompañado en este viaje.
El Papa estaba radiante, igual que el rabino y el líder musulmán. Habían cumplido un sueño y dado un gran ejemplo al mundo.
“Lo logramos, lo logramos” gritaban como adolescentes traviesos los tres mientras se abrazaban.
Era un viejo sueño gestado y soñado en Buenos Aires años atrás en sus muchos encuentros y diálogos.
Probablemente ese simple gesto del abrazo de tres creyentes en la fe de Abrahán pasará a la historia como un punto de no retorno en el inicio del diálogo creyente.
Unos minutos antes le había dejado dicho a las autoridades musulmanas que el nombre de Dios nunca debería ser motivo de violencia.
Después le diría a las altas autoridades religiosas judías Juntos podremos dar un gran impulso a la causa de la paz; juntos podremos dar testimonio, en un mundo en rápida transformación, del significado perenne del plan divino de la creación; juntos podremos afrontar con firmeza toda forma de antisemitismo y cualquier otra forma de discriminación.
El Señor nos ayude a avanzar con confianza y fortaleza de ánimo en sus caminos”

La paz es el sueño de todos. Se construye con gestos sencillos, con buena voluntad.
Francisco con sus gestos simples, con su respeto y su diálogo ha empezado uno.
Ojalá algún día se pueda gritar ¡Lo logramos!!


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