Hoy he pasado todo el día en Belén.
Tuve que venir temprano para recoger las credenciales de prensa brindadas por la Autoridad Palestina para poder cubrir la visita del Papa Francisco. Y la verdad que me quedé sorprendido.
Las calles llenas de gente, sobre todo niños, en los cuales se notaba la serenidad y la sonrisa. Por todos los rincones se veían carteles anunciando la llegada de Francisco, el visitante más ilustre de esta ciudad que siempre ha sido acogedora. En los momentos más difíciles, cuando la violencia se mascaba en las calles de Jerusalén o en zonas limítrofes, sin embargo en Belén siempre encontré serenidad, resignación y acogida.
Hoy, a todo eso se une la alegría. Pasé por fuera de varias escuelas, y el griterío de los niños era grande. Las tiendas de todo tipo están abiertas y bien abastecidas.
Me sorprendió la gran cantidad de hoteles nuevos que se han construido y que están siendo utilizados.
La burocracia es como en todos los países: lenta, ineficiente e inútil muchas veces.
Al menos no es frustrante y se toman las cosas con el “ahorita” de nuestros países.
Tuve que venir temprano para recoger las credenciales de prensa brindadas por la Autoridad Palestina para poder cubrir la visita del Papa Francisco. Y la verdad que me quedé sorprendido.
Las calles llenas de gente, sobre todo niños, en los cuales se notaba la serenidad y la sonrisa. Por todos los rincones se veían carteles anunciando la llegada de Francisco, el visitante más ilustre de esta ciudad que siempre ha sido acogedora. En los momentos más difíciles, cuando la violencia se mascaba en las calles de Jerusalén o en zonas limítrofes, sin embargo en Belén siempre encontré serenidad, resignación y acogida.
Hoy, a todo eso se une la alegría. Pasé por fuera de varias escuelas, y el griterío de los niños era grande. Las tiendas de todo tipo están abiertas y bien abastecidas.
Me sorprendió la gran cantidad de hoteles nuevos que se han construido y que están siendo utilizados.
La burocracia es como en todos los países: lenta, ineficiente e inútil muchas veces.
Al menos no es frustrante y se toman las cosas con el “ahorita” de nuestros países.
Todos conocemos
la historia de que, con motivo de un censo, una pareja proveniente de Nazaret tuvo que refugiarse en un pesebre porque no había lugar de hospedaje. He tenido más suerte.
Tengo que hacer noche en Belén para poder estar la mañana del domingo en el centro de reunión de la prensa.
Un betlemita, al saberlo, me buscó una habitación en un hotel, a pesar de que todos están llenos.
En Belén siempre hay posada. Siempre se siente el calor del pan compartido. No en vano Belén, en hebreo, significa “La Casa del Pan”
la historia de que, con motivo de un censo, una pareja proveniente de Nazaret tuvo que refugiarse en un pesebre porque no había lugar de hospedaje. He tenido más suerte.
Tengo que hacer noche en Belén para poder estar la mañana del domingo en el centro de reunión de la prensa.
Un betlemita, al saberlo, me buscó una habitación en un hotel, a pesar de que todos están llenos.
En Belén siempre hay posada. Siempre se siente el calor del pan compartido. No en vano Belén, en hebreo, significa “La Casa del Pan”
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