Columna del Padre Tomás



En la antigüedad se solían marcar los caminos con postes o pequeñas columnas. Eran los puntos de referencia para ir haciendo camino. A veces también se usaban las columnas para recordar hechos, personas, acontecimientos a no olvidar.

Las columnas del Padre Tomás del Valle son un poco ambas cosas. Piedras que marcan el camino que se va haciendo cada día, sin rutas, sin marcas. Y también Columnas que recuerdan hechos, personas, acontecimientos. En ambos casos no es otra cosa que un intento de trazar caminos en la aldea global.

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sábado, 28 de marzo de 2009

LA SEMANA SANTA Y SU HISTORIA

El próximo 5 de abril da comienzo para la Iglesia Católica de rito latino, y para la mayoría de las Iglesias Reformadas, la Semana Santa
Esta semana está centrada en cuatro días: Domingo, Jueves, Viernes y Sábado Santo.
Domingo de Ramos:
El primer testimonio escrito que poseemos de la celebración de la entrada de Cristo en la ciudad de Jerusalén, es la crónica elaborada por Egeria, peregrina hispana del siglo IV, la cual afirma que en tal día, la comunidad cristiana de la ciudad, presidida por su pastor, se dispone a recorrer una serie de iglesias y lugares de oración llamados estaciones. Va a ser a partir del siglo VII que empiezan a utilizarse ramos de olivo y de palma para acompañar esta procesión. A lo largo de la Edad Media se van añadiendo elementos folklóricos, como es el uso del burro con una imagen de Cristo encima, costumbre que se inicia en Alemania a partir del siglo X. Es en Francia, a comienzos del siglo XI, que se añade a la procesión el llevar a Cristo en forma eucarística. Según fue pasando el tiempo, fue enraizándose esta fiesta en el pueblo. Todo creyente va a llevar a su casa un ramo bendecido en este día, porque sabe que, a través del mismo, él va a recibir las bendiciones del cielo y, a su vez, le va a servir como defensa contra los males espirituales.
El jueves santo al anochecer se reúne la Comunidad para celebrar la llamada "Cena del Señor", momento en que se conmemora la institución de la Eucaristía y del Sacerdocio Cristiano. Los primeros recuerdos históricos, fuera de los evangelios canónicos, de esta celebración lo ubican a finales del siglo IV y comienzos del V, cuando la fe cristiana empieza a ser primero tolerada y, después, legalizada en el Imperio Romano.
Viernes Santo. La Iglesia no considera este día como de llanto y de luto, sino como día de contemplación del sacrificio sangriento de Jesús. Este es, sin lugar a dudas, el día sagrado más enraizado en la cultura y en la mentalidad hispana.
El sábado Santo
fue, desde el siglo II, dedicado fundamentalmente al ayuno, como preparación al gran acontecimiento de la Resurrección. Todos son recuerdos y añoranzas. Este día sin misa y sin adornos en la Iglesia nos llevan a la celebración de la Vigilia Pascual. Con esta celebración estamos asistiendo a la fiesta más importante del calendario cristiano. Esta celebración va a constar de cuatro partes: El Lucernario o Rito del Fuego, en que recordamos a Cristo como la Luz del Mundo. La Liturgia de la Palabra, en la cual, a través de una serie de lecturas tanto de la Biblia Judía como de la Biblia Cristiana , vamos viendo las diversas etapas de la historia de la humanidad y de la respuesta de Dios a los interrogantes planteados, culminando con la resurrección de Cristo. Liturgia Bautismal, como consecuencia de esa Resurrección y de esos interrogantes planteados por la Palabra de Dios . Y como consecuencia de todo lo anterior, se renueva el sacrificio eucarístico.
Con estas celebraciones culmina la Semana Santa, la Semana Mayor de la fe cristiana

Tertuliasiglo21@aol.com

lunes, 16 de marzo de 2009

EN EL PRINCIPIO

Podríamos llamarlo casualidad, o despropósito, o como queramos. Este año se conmemoran los doscientos años del nacimiento de Charles Darwin, los ciento cincuenta de la publicación de su obra "El origen de las especies" y el comienzo de una larga polémica que llega hasta nuestros días. En esa línea de pensamiento y acción podríamos ubicar un poco la decisión del Presidente Obama de favorecer la investigación sobre células madre. Tanto sobre Darwin y su pensamiento como sobre las células embrionarias cabe decir aquello de que no hay peor mentira que media verdad.
Darwin, influenciado por Malthus y seguidor de corrientes científicas desligadas de los mitos y creencias religiosas, ve en las especies un hilo conductor y una evolución la cual hay que estudiar y seguir. Conoce la narración bíblica sobre la Creación que aparece en el libro del Génesis. Pero su rigor científico y su observación del mundo y de la naturaleza le llevan a otras conclusiones. La vida, la naturaleza toda, ha seguido una evolución. Su obra ha sido alabada y criticada hasta el día de hoy. Pronto se formaron dos bandos enemistados a muerte. Los seguidores de sus teorías, científicos, mentes abiertas. Los detractores y negadores de las mismas, fanáticos religiosos en su mayoría, que ven en el texto del Génesis algo eterno, inamovible, palabra de Dios. Pues bien, ni lo uno ni lo otro. O los dos a su vez.
Las investigaciones sobre la vida y sus orígenes desde Darwin han tenido grandes representantes, como el monje Mendel, el norteamericano Watson y su equipo que descifró la secuencia del ADN, que nos ha llevado a poder descifrar el genoma humano con todas sus consecuencias. Cada célula, con su carga genética es todo un mundo por desarrollar. Cada una tiene una capacidad para desarrollar realidades inimaginables. Se pretende por tanto llegar hasta las últimas consecuencias.
En este campo vuelven de nuevo a cruzarse las religiones y la ciencia. Ciertos sectores creyentes no desean que se investigue, que se busquen soluciones a muchos males. Para ellos la Biblia seria un libro escrito en piedra, intocable. Otros, sin embargo, están abiertos a todo tipo de investigación siempre y cuando se respeten ciertos parámetros y límites. Uno de ellos es precisamente el respeto por la vida nacida y por la dignidad de la persona. Se puede investigar siempre y cuando se utilicen medios en los cuales ni haya que eliminar vidas ni se manipule a la persona.
El poder investigar sobre células madre, origen de la vida, puede servir igualmente para dos cosas. Una para encontrar soluciones a enfermedades hasta el momento incurables, lo cual es alentador y la Iglesia nunca se ha opuesto. La otra cosa es para poder hacer seres humanos a medida y gusto de ciertos intereses tanto políticos como económicos. Ya en el siglo XX se tuvo la triste experiencia de los experimentos nazis para lograr una raza superior. Las investigaciones de las células madres y su funcionamiento pueden ir por un doble camino, el de la salvación de vidas o el de la manipulación. Lo que nunca será aceptable es matar embriones para conseguir resultados. El fin no justifica los medios. El “serán como dioses” del libro del Génesis no se ha olvidado.
Tertuliasiglo21@aol.com