Columna del Padre Tomás



En la antigüedad se solían marcar los caminos con postes o pequeñas columnas. Eran los puntos de referencia para ir haciendo camino. A veces también se usaban las columnas para recordar hechos, personas, acontecimientos a no olvidar.

Las columnas del Padre Tomás del Valle son un poco ambas cosas. Piedras que marcan el camino que se va haciendo cada día, sin rutas, sin marcas. Y también Columnas que recuerdan hechos, personas, acontecimientos. En ambos casos no es otra cosa que un intento de trazar caminos en la aldea global.

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sábado, 27 de agosto de 2011

SE BUSCAN LIDERES

Agosto 28, 2011 (Pictures: Father Tomas Del Valle-Reyes)
Llegó un momento en la década de los 60 del pasado siglo en que la sociedad se hartó de lo que estaba pasando. Guerra Fría, independencias africanas, crisis de los misiles en Cuba, y un larguísimo etcétera llevaron a los jóvenes franceses a rebelarse. Su lema “seamos consecuentes, pidamos lo imposible” Y lograron cambiar el mundo. No solo fueron franceses. Un melenudo inglés, Tony Blair, junto con un inquieto estudiante de Arkansas, William J Clinton y un alemán que en sus ratos libres estudiaba, Schröder fueron algunos de esos líderes que participaron de los ideales franceses.
Todo aquello ocurrió hace 43 años. Toda una generación nació de un grito de inconformidad ante una sociedad que no ofrecía perspectivas de libertad y esperanza.
La historia se ha vuelto a repetir. Todo empezó en Argelia, continuó en Egipto, pasando por Yemen, ensangrentó Libia, inundó las calles de Tel Aviv y destrozó calles, vidas y sueños en Londres.
Pero tanto en la década de los sesenta como hoy hubo otras formas de protesta y cambio. Entre 1958 y 1963 hubo un hombre bueno Juan XXIII, quien fue capaz de entusiasmar sin necesidad de gritos y violencia. Invitó a buscar lo que unía más que lo que separaba.
Convocó a lo mejor de su gente, les pidió que ayudaran a buscar razones para vivir y existir.
Nos dejó el ejemplo de que los seres humanos, si queremos, podemos derribar muros y darnos la mano. Aquellos de sus amigos y de su gente que se reunieron por espacio de tres años, terminaron dando un mensaje a los jóvenes en que se les invitaba a construir un mundo mejor del que habían recibido de sus mayores, siendo luz, celebrando su fe, escuchando la Palabra de su Dios, compartiendo alegrías y esperanzas, penas y tristezas.
Hace unos días, un anciano profesor de salud frágil pero de inteligencia clara y precisa, se ha reunido en Madrid con los hijos de esos jóvenes que lucharon y gritaron en la década del sesenta.
Se habla de más de dos millones de jóvenes cuya edad promedio es de 20 años. Madrid por unos días fue una Babel de idiomas, un Atenas de Cultura, un Jerusalén de oración, un Nueva York de gentes venidas de todos los rincones del mundo.
Las Jornadas de la Juventud han demostrado que, efectivamente, existen las famosas divisiones de que preguntaba Stalin en Yalta al finalizar la Segunda Guerra Mundial y quería saber con cuánta milicia contaba la Iglesia.
Dos millones y muchos de jóvenes. Mil Obispos. Cien Cardenales se juntaron en Madrid. Benedicto XVI, el sabio y anciano profesor, lanzó un reto a esos jóvenes, a los constructores de la sociedad del siglo XXI, una sociedad que ha sido capaz de llegar a la Luna, pero que aún no conoce a su vecino. Una sociedad que dispone de la tecnología suficiente para enlazar el mundo entero pero en ella sus habitantes viven solos, deprimidos y aislados.
Una sociedad que gasta millones en planes de adelgazamiento pero permite que el hambre, la miseria y la muerte aniden en muchos países, en muchos hogares, en muchos corazones.
Los muchachos de Juan XXIII intentaron construir un mundo mejor. Los de Benedicto XVI aceptaron el mismo reto y se han puesto manos a la obra. Los retos son grandes. ¿Dónde están los líderes que les conduzcan?
Tertuliasiglo21@aol.com

jueves, 18 de agosto de 2011

LAS JORNADAS DE LA JUVENTUD

Al anciano joven de 82 años, campesino, diplomático, pastor y papa, pero sobre todo un hombre siempre
joven, Angelo Giuseppe Roncalli, más conocido como el Papa Bueno, Juan XXIII, sucede un hombre inquieto, envuelto en la duda y en el reto de la nueva humanidad, Pablo VI y, posteriormente, tendremos la síntesis de ambos, un actor de teatro que llegó a Papa y que supo combinar lo mejor de ambos mundos.
El escenario para él lo fue el mundo entero. Desde allí supo arengar,alentar, gritar y decirnos que abriéramos las puertas de nuestras vidas a Cristo, el Eternamente Joven.
Y decidió convocar cada dos años a los jóvenes, los constructores de una nueva humanidad.
A esos jóvenes, cariñosamente llamados los “Papa Boys” les quiso repetir “No tengan miedo, abran sus corazones a Cristo” Y así durante más de veinte años convocó a los jóvenes.
En Roma, en Manila, en Denver, en Santiago de Compostela… Y apartado de nuestra vida, el sucesor, el querido profesor Ratzinguer, convoca a sus Papa Boys, a aquellos jóvenes a quienes se pide que Sean generosos, puros, respetuosos, sinceros. Y edifiquen con entusiasmo un mundo mejor que el de sus mayores

MADRID 2011

“Bienvenidos jóvenes, esperanza y futuro de la Iglesia!” Con estas cálidas y acogedoras palabras
por parte del Cardenal Arzobispo de Madrid, dieron comienzo el martes 17 de agosto la Jornada Mundial de este año, cuyo lema “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la Fe” se va a ir reflexionando, actualizando y fortaleciendo en los casi dos millones de jóvenes que han invadido Madrid. La celebración eucarística estuvo presidida por el Señor Arzobispo de Madrid y concelebrada por cerca de 900 obispos y varios miles de sacerdotes. Ha sido el toque de la salida de algo cuyo final es impredecible.Ciertamente los jóvenes están siendo lo que son, cajas de sorpresa. Es impresionante ver las calles, los parques, las casetas con libros, conferenciantes, llenos de jóvenes. De América Latina han llegado jóvenes cuyo número se calcula en 500,000. De lugares tan remotos como Australia, Singapur o Zimbabue hay representantes.
Los Obispos de los Estados Unidos se han envuelto muy intensamente en este evento. Han contratado un estadio cerrado, el Palacio de los
Deportes de Madrid, donde a partir de la mañana del miércoles, en sucesivas jornadas atenderán a los cerca de 25,000 jóvenes llegados de Estados Unidos. Cien obispos, tres cardenales, varios arzobispos y cientos de sacerdotes están acompañando a estos jóvenes que son el futuro de la Iglesia en los Estados Unidos
. Madrid vive un ambiente de alegría, de fe, de juventud hasta cuotas difícilmente vistas anteriormente. Son los jóvenes quienes nos están recordando aquel lema de la generación de los sesenta, “seamos consecuentes, pidamos lo imposible” Ellos están haciendo realidad ese imposible de alegría y fe que nace de un corazón en búsqueda de Dios. Son los “papa boys” de Benedicto XVI, el Papa de Facebook, Twiter e Internet. El anciano profesor que conoce a sus alumnos.

CONSTRUYAN UN MUNDO MEJOR

En la década de los sesenta del
pasado siglo, hubo todo un movimiento de renovación y lucha. La sociedad, la Iglesia, las instituciones todas, estaban saliendo de una etapa en la cual la sangre el sudor y las lágrimas habían impedido crecer y habían sembrado de tristeza y desilusión la vida de generaciones enteras. Surgió un hombre sencillo, libre, que había sufrido en sus carnes el rigor de la Gran Guerra
las divisiones y sufrimientos de la dominación de ideologías negadoras de la vida y la dignidad humana. Era un hombre abierto a la trascendencia, a Dios, un joven de 80 años quien pensó que el mundo estaba viviendo una de sus etapas más difíciles y, a la vez, más esperanzadoras. Decidió convocar a las fuerzas vivas de la Iglesia para renovarla, para prepararla para los retos del tercer milenio ya próximo. Al final de aquella magna asamblea, nos dio la clave por la cual la comunidad creyente debía luchar: construir un mundo mejor:
Finalmente, es a ustedes, jóvenes de uno y otro sexo del mundo entero, a quienes el Concilio quiere dirigir su último mensaje. Porque son ustedes los que van a recibir la antorcha de manos de sus mayores y a vivir en el mundo en el momento de las más gigantescas transformaciones de su historia. Son ustedes los que, recogiendo lo mejor del ejemplo y de las enseñanzas de sus padres y de sus maestros van a formar la sociedad de mañana; se salvarán o perecerán con ella.
La Iglesia, durante cuatro años, ha trabajado para rejuvenecer su rostro, para responder mejor a los designios de su fundador, el gran viviente, Cristo, eternamente joven. Al final de esa impresionante «reforma de vida» se vuelve a ustedes. Es para ustedes los jóvenes, sobre todo para ustedes, porque la Iglesia acaba de alumbrar en su Concilio una luz, luz que alumbrará el porvenir.
La Iglesia está preocupada porque esa sociedad que van a constituir respete la dignidad, la libertad, el derecho de las personas, y esas personas son ustedes.
Está preocupada, sobre todo, porque esa sociedad deje expandirse su tesoro antiguo y siempre nuevo: la fe, y porque sus almas se puedan sumergir libremente en sus bienhechoras claridades. Confía en que encontrarán tal fuerza y tal gozo que no estarán tentados, como algunos de sus mayores, de ceder a
la seducción de las filosofías del egoísmo o del placer, o a las de la desesperanza y de la nada, y que frente al ateísmo, fenómeno de cansancio y de vejez, sabrán afirmar su fe en la vida y en lo que da sentido a la vida: la certeza de la existencia de un Dios justo y bueno.
En el nombre de este Dios y de su hijo, Jesús, les exhortamos a ensanchar sus corazones a las dimensiones del mundo, a escuchar la llamada de sus hermanos y a poner ardorosamente a su servicio sus energías. Luchen contra todo egoísmo. Niéguense a dar libre curso a los instintos de violencia y de odio, que engendran las guerras y su cortejo de males. Sean generosos, puros, respetuosos, sinceros. Y edifiquen con entusiasmo un mundo mejor que el de sus mayores.
La Iglesia les mira con confianza y amor. Rica en un largo pasado, siempre vivo en ella, y marchando hacia la perfección humana en el tiempo y hacia los objetivos últimos de la historia y de la vida,
es la verdadera juventud del mundo. Posee lo que hace la fuerza y el encanto de la juventud: la facultad de alegrarse con lo que comienza, de darse sin recompensa, de renovarse y de partir de nuevo para nuevas conquistas. Mírenla y verán en ella el rostro de Cristo, el héroe verdadero, humilde y sabio, el Profeta de la verdad y del amor, el compañero y amigo de los jóvenes. Precisamente en nombre de Cristo les saludamos, les exhortamos y les bendecimos.
Estas palabras fueron dichas por los Obispos y por el Papa hace 46 años. El 8 de diciembre de 1965, en el momento en que, concluido el Concilio, se dirigieron una serie de mensajes. Y ellos, fieles a Cristo, el Eternamente Joven, nos lanzaron un reto que sigue siendo actual : construir un mundo mejor del que hemos recibido de nuestros mayores

JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD 2011

MADRID 2011
TODO EMPEZO EN GALILEA

Estamos tan acostumbrados a la inmediatez, a que todo se hace ahora y ayer es un pasado que no existe, que cuando nos encontramos con fenómenos de masas como lo es la concentración de jóvenes más importante en los últimos años, nos preguntamos qué es eso y cuando empezó.
La historia nos recuerda que todo empezó a las orillas de una región de una provincia marginal del poderoso imperio romano. Han pasado dos milenios. Un grupo de hombres jóvenes llenos de decepciones y frustraciones, buscaban algo y alguien que les ilusionara,
que les llevara a cambiar su mundo. Sus nombres denotaban ese deseo de búsqueda de sus raíces y de su identidad de pueblo. Simón, Jacob, Judas Natanael, eran algunos de ellos. Se encontraron en su quehacer diario con alguien que les ilusionó. Les hizo nacer en sus corazones las esperanzas de cambio. Las ganas de construir un mundo mejor, un mundo donde no fueran esclavos de fuerzas extranjeras, un mundo de libertad, de ilusión por vivir.

Al principio no eran capaces de ponerse de acuerdo. Hubo uno que llevaba la voz cantante. Dispuesto a confesiones disparatadas como llamar Hijo de Dios a aquel líder que les ilusionaba. Poco a poco fueron cayendo en su punto y transformaron el mundo. Fueron doce más un montón que les siguieron.
Han pasado veinte siglos de aquella primera aventura de hombres jóvenes que desearon cambiar le mundo. Con ilusiones y esperanzas, con penas y tristezas nos dieron pautas para soñar, para vivir, para transformar el mundo. Ellos, unos simples trabajadores y empleados oficiales, transformaron el todopoderoso Imperio Romano. Hoy, veinte siglos después, vemos que su trabajo, su ilusión no fueron vanas.

jueves, 11 de agosto de 2011

¿ALGUIEN PUEDE EXPLICAR LO QUE ESTA PASANDO EN EL MUNDO?

Agosto 14, 2011
¿Alguien puede explicar con palabras llanas, claras y sencillas lo que está pasando en el mundo? La Unión Europea, ese embeleco creado después de la Segunda Guerra Mundial por 4 visionarios, un francés, un alemán, un italiano y un belga, Católicos practicantes, que pretendían tan sólo crear una estructura para facilitar el intercambio del carbón y del acero, y que se ha convertido en un Imperio hecho de naipes que se está desmoronando poco a poco.
Se pensó en una gran comunidad, con Gobierno Central y Moneda Única.
Lo del gobierno no se sabe si ha funcionado. Lo que se está viendo como un tremendo fracaso ha sido la moneda única. Ha bastado que un Estado de la Comunidad mintiera en sus cuentas para poner patas arriba la economía europea. Pero en un mundo globalizado como el que vivimos, el caos económico europeo ha infectado toda la economía mundial.
Y resulta que hemos descubierto que todo el mundo anda endeudado. Que todos compran dinero con dinero que no tienen. Y de repente empiezan a salir en las noticias las extrañas palabras de Bolsa de Valores, Límites de la Deuda, Fondos de Inversiones, Bonos del Tesoro, Rating de Deuda, y un largo etcétera de palabras ininteligibles.
Junto a los problemas económicos estamos asistiendo a una gran revolución popular a nivel global. Comenzó en países musulmanes moderados, como Túnez y Egipto. Se ha extendido a Yemen, Siria, Libia, ha saltado a Europa, ensangrentando las calles de Londres y enlutando a sociedades respetables y estables como la noruega con su masacre en Oslo de hace días. Madrid ha visto las sentadas del Movimiento 15M y el de los Inconformistas, lo mismo que Tel Aviv ha presenciado una de las manifestaciones más grandes de su historia reclamando mejor calidad de vida y dejando de lado el eterno problema palestino. ¿Qué está pasando en el mundo?
No quiero ser agorero. Pero me veo obligado a releer la historia del siglo XX en sus primeros 40 años. El asesinato en Sarajevo de los herederos de la Corona del Imperio Austro Húngaro fue el detonante de la Gran Guerra. Nació la Revolución Bolchevique. Alemania sufrió una humillante rendición.
Se vivió una época de supuesta tranquilidad, la “Belle Epoque” que concluyó estrepitosamente con el Crack de Wall Street de 1929.
Al rescoldo de todo esto nacieron y se amamantaron movimientos totalitarios como el Nazismo, el Nacionalsocialismo, el Fascismo, el Comunismo.
Las manifestaciones, las protestas, las masas inconformes y explotadas llenaron las calles. La Noche de los Cristales Rotos, además de ensangrentar todo un continente, humilló terriblemente tanto a la comunidad judía como a la alemana. La guerra civil española comenzada hace exactamente 75 años, sigue manteniendo vivos sus rescoldos.
Todo concluyó con la Segunda Guerra Mundial, la hecatombe de la cual nació el mundo actual.
La pregunta ahora es quién nos da respuesta y hacia dónde va la Humanidad. ¿Dónde están los líderes políticos capaces de dirigir y entusiasmar a nuestra sociedad globalizada? ¿Quién es capaz de arreglar los enredos económicos en que estamos metidos? ¿Quién se está beneficiando de todo este caos social, político y económico? ¿Qué mensaje y testimonio creíble nos dan los líderes religiosos? Quizás habrá que resucitar a Diógenes que, con su lámpara, vaya buscando un hombre capaz de ilusionarnos.
Tertuliasiglo21@aol.com