Columna del Padre Tomás



En la antigüedad se solían marcar los caminos con postes o pequeñas columnas. Eran los puntos de referencia para ir haciendo camino. A veces también se usaban las columnas para recordar hechos, personas, acontecimientos a no olvidar.

Las columnas del Padre Tomás del Valle son un poco ambas cosas. Piedras que marcan el camino que se va haciendo cada día, sin rutas, sin marcas. Y también Columnas que recuerdan hechos, personas, acontecimientos. En ambos casos no es otra cosa que un intento de trazar caminos en la aldea global.

Seguidores

jueves, 18 de agosto de 2011

JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD 2011

MADRID 2011
TODO EMPEZO EN GALILEA

Estamos tan acostumbrados a la inmediatez, a que todo se hace ahora y ayer es un pasado que no existe, que cuando nos encontramos con fenómenos de masas como lo es la concentración de jóvenes más importante en los últimos años, nos preguntamos qué es eso y cuando empezó.
La historia nos recuerda que todo empezó a las orillas de una región de una provincia marginal del poderoso imperio romano. Han pasado dos milenios. Un grupo de hombres jóvenes llenos de decepciones y frustraciones, buscaban algo y alguien que les ilusionara,
que les llevara a cambiar su mundo. Sus nombres denotaban ese deseo de búsqueda de sus raíces y de su identidad de pueblo. Simón, Jacob, Judas Natanael, eran algunos de ellos. Se encontraron en su quehacer diario con alguien que les ilusionó. Les hizo nacer en sus corazones las esperanzas de cambio. Las ganas de construir un mundo mejor, un mundo donde no fueran esclavos de fuerzas extranjeras, un mundo de libertad, de ilusión por vivir.

Al principio no eran capaces de ponerse de acuerdo. Hubo uno que llevaba la voz cantante. Dispuesto a confesiones disparatadas como llamar Hijo de Dios a aquel líder que les ilusionaba. Poco a poco fueron cayendo en su punto y transformaron el mundo. Fueron doce más un montón que les siguieron.
Han pasado veinte siglos de aquella primera aventura de hombres jóvenes que desearon cambiar le mundo. Con ilusiones y esperanzas, con penas y tristezas nos dieron pautas para soñar, para vivir, para transformar el mundo. Ellos, unos simples trabajadores y empleados oficiales, transformaron el todopoderoso Imperio Romano. Hoy, veinte siglos después, vemos que su trabajo, su ilusión no fueron vanas.

No hay comentarios: