
Mi cariño y mi respeto para todos ustedes allí donde se encuentren.
Me dirijo a ustedes porque son mis amigos y mis hermanos, y aprendí hace mucho tiempo que las penas y las tristezas donde mejor se comparten es entre amigos y hermanos. De esa forma se convierten en alegrías y esperanzas.

Muchas veces ustedes me han hecho partícipes de sus penas y tristezas. Hoy quiero compartir yo con ustedes una pena grande. Mi querida madre está llegando al final de su camino entre nosotros. Ha caminado un largo camino, ha sembrado muchas esperanzas y mucho cariño no solo entre nosotros, sus hijos y familiares, sino entre todos aquellos que han vivido cerca de ella. Es como una velita que poco a poco se va apagando.

En los próximos días saldré para estar junto a ella. Los médicos nos brindan pocas esperanzas. Les pido su oración para que pueda llegar a tiempo junto a ella, que pueda cerrarla los ojos y que se vaya tranquila de este mundo después de vernos por última vez a todos sus hijos.
Por favor, les ruego una oración
Cuenten con mis oraciones
Con cariño,
Padre Tomás
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