Columna del Padre Tomás



En la antigüedad se solían marcar los caminos con postes o pequeñas columnas. Eran los puntos de referencia para ir haciendo camino. A veces también se usaban las columnas para recordar hechos, personas, acontecimientos a no olvidar.

Las columnas del Padre Tomás del Valle son un poco ambas cosas. Piedras que marcan el camino que se va haciendo cada día, sin rutas, sin marcas. Y también Columnas que recuerdan hechos, personas, acontecimientos. En ambos casos no es otra cosa que un intento de trazar caminos en la aldea global.

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martes, 6 de septiembre de 2011

CARTA ABIERTA A NUESTRA COMUNIDAD HISPANA

Columna de casi 15 Años atrás, cuando no sabia todavia como colocar fotos en mis blogs. Se las envio hoy otra vez.

Domingo Septiembre 16, 2001


Querido Hermano:


Quizás hoy más que nunca debo desearte alegría y esperanza.
Hace unos días el mundo, esa aldea grande donde todos vivimos, por poco se nos viene abajo. Unos fanáticos, en nombre de un Dios y de una Religión de Paz, nos metieron la guerra, el odio y la destrucción en la casa, en el cuerpo, en el corazón y, lo que es peor, en el alma.
Hemos pasado de la sorpresa al rencor. Nos hemos sorprendido por tanta barbarie, por tanto odio, por tanto sinsentido. Se nos cayeron las Torres del Dinero y nos destruyeron el Castillo de las Armas. Nos hemos sentido, en un momento dado, desprotegidos, solos, abandonados. Y, estrujándonos el corazón, hemos empezado a remover los escombros por ver si encontramos algún sobreviviente, o los restos de alguno de los nuestros, que fueron de los que más sufrieron y desaparecieron.


Como te decía antes, han pasado varios días de esta inmensa tragedia.

Y una vez que se ha disipado el polvo y el humo ha dejado de llenar nuestro espacio, es bueno que empecemos a pensar qué lecciones podemos aprender de todo esto, ya que, sin duda, las hay. A mí se me ocurre lo siguiente. Fíjate que los hechos fatídicos ocurrieron en el noveno mes del nuevo milenio. En el noveno mes del año 2001.


Es como si la Humanidad hubiera estado preñada y, a los nueve meses, dio a luz. Cuando una mujer da a luz, la criatura sale llorando, rasgando, embadurnada en sangre y todo es dolor y lágrimas para la madre y, a veces, para el bebé.

Desde el momento de un nuevo nacimiento se le cambia la vida por completo a los padres. Pues pensemos que el 11 de septiembre fue el día del nacimiento del siglo XXI. El siglo XX lo llenamos de guerras, de odios, de destrucciones, de divisiones, de holocaustos, de poderes.


El Siglo XXI ha nacido destruyendo los símbolos del poder económico, del poder militar, de las seguridades, de las cosas materiales, de todo aquello que caracterizó el siglo XX. Nos ha cambiado la vida a todos. Un bebé cuando nace se siente desvalido, solo, necesitado de cariño. De otra forma se convierte en un monstruo, en un ser sin sentido, egoísta, sin valores algunos.


Ante las voces de rechazo, de odio, de negación que estamos oyendo, las mismas que tenemos ante un hijo no deseado, hagamos posible que se hagan realidad las otras voces, las de la comprensión, las de la paz, las del amor, las de la ausencia de violencia.
Hemos parido una nueva criatura, el siglo XXI. Vamos a pedirle a Dios, a ese Dios al que cantamos que bendiga América, a ese Dios que es Amor, a ese Dios que es lento a la ira y rico en piedad, a ese Dios que es Padre, que nos enjugue nuestras lágrimas y nos ayude a construir un mundo mejor del que hemos recibido de nuestros mayores.
Que Dios tenga piedad de nuestro pueblo, de ese pueblo que se nos muere muchas veces de nada, y nos bendiga a todos.
Con cariño.
Padre Tomás

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