Columna del Padre Tomás
En la antigüedad se solían marcar los caminos con postes o pequeñas columnas. Eran los puntos de referencia para ir haciendo camino. A veces también se usaban las columnas para recordar hechos, personas, acontecimientos a no olvidar.
Las columnas del Padre Tomás del Valle son un poco ambas cosas. Piedras que marcan el camino que se va haciendo cada día, sin rutas, sin marcas. Y también Columnas que recuerdan hechos, personas, acontecimientos. En ambos casos no es otra cosa que un intento de trazar caminos en la aldea global.
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jueves, 30 de agosto de 2007
LA VIOLACIÓN DE LA MADRE TERESA
Muchas veces cuando escuchamos la palabra violación la asociamos con sexo y violencia. Sin embargo hay otras violaciones mucho más profundas y mortales. En cualquiera de ellas la víctima se siente impotente, utilizada, sucia, despreciada. No se cree muchas veces en su testimonio. Ponemos nuestra ración de duda por si esa persona hizo algo que incitara al violador. Todo eso ha ocurrido ahora con la intimidad y la fama de una persona. Eso es sin duda la peor de las violaciones.
Viene todo esto a razón de que la revista TIME nos presentó como gran historia, con portada incluida, que la Beata Madre Teresa de Calcuta tuvo dudas de fe. Que, según testimonios escritos y redactados por ella misma, hubo largos momentos en su vida que dudó de la existencia de Dios, de la presencia en su vida del Creador. No lo vio claro en su camino. Y todo eso extraído de unas notas, de unas cartas que ella redactó y que pidió se destruyeran a su muerte. Fueron notas escritas en un momento de gran dolor y crisis, fueron el abrir su intimidad a ella misma y a aquellos guías espirituales que le ayudaron a caminar en su larga noche del alma. Y de una forma inescrupulosa, indecente, se publicaron.
Se violó su intimidad. No se respetó la última decisión de una mujer honesta y dedicada a ser servidora de los más necesitados, de los abandonados. Ella no hizo sino gritar el mismo grito que muchos hemos dado cuando hemos estado ante el dolor, la miseria, la degradación del ser humano llevado a cabo por otro ser humano. Es la misma pregunta que Benedicto XVI se hizo hace unos meses cuando visitó los campos de exterminio nazi: dónde estaba Dios cuando todo eso ocurría. Cuando se ha caminado junto al despreciado, al humillado, al violado, al deshumanizado, la vida y las creencias se cuestionan, se ve y se cree de otra manera.
Y la humilde y frágil monja albanesa, fue la mujer fuerte que le gritó al mundo que existían otros seres humanos. Que no todo era gloria, éxito, triunfo, belleza. Que la sociedad que hemos construido, esa aldea global, ha producido también la degradación, humillación y destrucción de muchos seres humanos. Seres humanos que tienen dignidad, que merecen un respeto. Seres humanos que hay que respetar en todas las etapas de su vida.
Y la revista TIME, representante de esa sociedad de bienestar, de ese mundo feliz artificial que hemos creado, nos ha querido decir que el testimonio de esa mujer a quien respetamos, no sirve gran cosa porque ella llevó a cabo sus acciones como mera filantropía, como mero show humanitario. ¿Por qué hablar de fe si la llamada mujer creyente no creía, no sentía a Dios? El mensaje subliminal que nos quieren dar es que las razones de la Madre Teresa para hacer lo que hizo no son muy válidas.
Los dos grandes profetas del siglo XX, Juan Pablo II y la Madre Teresa, han visto cómo sus deseos de que se destruyeran sus escritos al morir no han sido respetados. De ambos podemos decir que, con sus conciencias abiertas, nos recuerdan que la sociedad que hemos construido se salvará o perecerá dependiendo de cómo respetemos al ser humano. Ambos fueron violados en su intimidad. ¿Quién será el próximo profeta en ser violado?
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