
Si la María de la Historia es única y con reducidos años de
existencia durante el siglo 1, la María de la piedad de la Iglesia
y de las Iglesias Particulares es múltiple y diversificada,
con profundidad de siglos y con capacidad de multiplicarse
novedosamente con una nueva imagen, con una nueva advocación
o con una nueva devoción.
Cada María de la piedad de la Iglesia tiene su propia historia.
Con frecuencia es una historia larga, compleja y que promueve
una constelación específica de historias, como sucede con las advocaciones más tradicionales

Cada una de estas Marías es una historia de la fe de los creyentes en María; pero, al mismo tiempo, siempre se expresa como una nueva historia de la María-Viva, que vive también en la fe de su pueblo.
Es fácil ahora comprobar la complejidad que se oculta detrás de ese nombre tan sencillo: «La Virgen María».
Por ese motivo queda justificada nuestra pregunta sobre
cuál de las Marías es la que subyace en la teología mariana
popular de nuestra América Latina.
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