(tomado de la Pagina del Vaticano)
PALABRAS DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI
Seminario de San José, Yonkers, Nueva York
Sábado 19 de abril de 2008
Eminencia, Excelencia, queridos amigos:
Me alegra tener esta oportunidad de encontrarme brevemente con ustedes. Agradezco el saludo del Señor Cardenal y, sobre todo, doy las gracias a vuestros representantes por sus atentas palabras y por el regalo de vuestra composición. Sepan que estoy muy contento de estar con ustedes. Les ruego que transmitan mi saludo a sus padres y familiares, a sus profesores y a los que les atienden.
Dios les ha bendecido con el don de la vida, y con otros talentos y cualidades, por medio de las cuales pueden servirlo a Él y a la sociedad de diferentes modos. Aunque la contribución de algunos puede parecer grande y la de otros más modesta, el valioso testimonio de nuestros esfuerzos constituye siempre un signo de esperanza para todos.
A veces es un reto encontrar una razón para lo que aparece solamente como una dificultad que superar o un dolor que afrontar. No obstante, la fe nos ayuda a ampliar el horizonte más allá de nosotros mismos para ver la vida como Dios la ve. El amor incondicional de Dios, que alcanza a todo ser humano, otorga un significado y finalidad a cada vida humana. Por su Cruz, Jesús nos introduce realmente en su amor salvador (cf. Jn 12,32) y así nos muestra la dirección, el camino de la esperanza que nos transfigura, de modo que nosotros mismos lleguemos a ser para los demás transmisores de esperanza y amor.
Queridos amigos, les animo a rezar todos los días por nuestro mundo. Hay muchas intenciones y personas por las que poder orar, también por los que todavía no han llegado a conocer a Jesús. Les ruego que recen también por mí. Como saben, acabo de cumplir un año más. El tiempo vuela.
Reitero a todos mi gratitud, también a los Jóvenes Cantores de la Catedral de San Patricio y a los miembros del Coro de Sordos de la Archidiócesis. Como signo de vigor y de paz y con gran afecto en el Señor, les imparto a ustedes y a sus familias, a sus profesores y a los que les cuidan mi Bendición Apostólica.
Columna del Padre Tomás
En la antigüedad se solían marcar los caminos con postes o pequeñas columnas. Eran los puntos de referencia para ir haciendo camino. A veces también se usaban las columnas para recordar hechos, personas, acontecimientos a no olvidar.
Las columnas del Padre Tomás del Valle son un poco ambas cosas. Piedras que marcan el camino que se va haciendo cada día, sin rutas, sin marcas. Y también Columnas que recuerdan hechos, personas, acontecimientos. En ambos casos no es otra cosa que un intento de trazar caminos en la aldea global.
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domingo, 20 de abril de 2008
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